Renata: ¿Hasta cuándo tendríamos que fingir exactamente?
Una sonrisa se forma en mi rostro.
Aaron: Solo hasta que pase la boda, luego te dejare en paz.
Renata: ¿Te parece si mañana merendamos para hablar del tema?
Aaron: Perfecto. Hay una cafetería cerca del restaurante donde trabajas y a mí me queda cómodo para llegar.
Renata: Si, ya sé cuál dices, nos vemos a las 17hs.
Aaron: Nos vemos. Que descanses.
Con una sonrisa me voy a dormir con la absurda idea de que acepto mi propuesta.
[…]
Observo el reloj a cada instante, la ansiedad de que sea la hora de salida me invade.
—Veo que alguien esta apurado por irse — comenta a mi lado Mirna.
—Algo así — digo devolviéndole la sonrisa.
—¿Planes con tu novia?
—Oh no, no tengo novia. Solo tengo que ir a ver a una amiga.
—Entiendo — dice sin quitar su sonrisa. — oye… — baja su mirada a sus manos, parece nerviosa — ¿Te gustaría un día de estos, cuando estes libre, salir a tomar algo?
—Claro — respondo rápidamente — incluso podemos decirle a Brenda, Lucia y Mike. No sé, para conocernos mejor.
—Ah, sí. Claro. También podemos invitarlos — no estoy seguro, pero algo en su mirada cambio — Ya puedes irte, es la hora de salida — me regala una pequeña sonrisa y se va.
No pase por alto su cambio de actitud, más no le di mucha importancia.
Ficho mi salida y salgo disparado a la cafetería, voy con cinco minutos de retraso y cuando llego la observo concentrada en su teléfono.
—Hola
—Llegas tarde. — me responde, observándome con una de sus perfectas cejas alzada.
—Solo son cinco minutos.
—Son ocho y odio la impuntualidad.
—Okey… para la próxima lo tendré en cuenta — sonrío y tomo asiento — ¿Has pedido algo?
—No, te estaba esperando. — le hace señas a un mesero y este viene a tomarnos el pedido. Me siento incomodo al ver que el sujeto no le quita la mirada de encima y tampoco tiene ningún problema al demostrar el interés que tiene por ella. ¿así de idiotas podemos ser nosotros los hombres? La respuesta es clara.
—Bueno — rompo el hielo cuando el tipo se fue y nos quedamos solos — ¿Has pensado en mi propuesta?
—Lo estuve pensando, sí.
—¿Y? — pregunto atento a su respuesta, ella se ríe y niega.
—Enserio ¿no has pensado en la opción de ir al psicólogo? — la miro molesto y esta vuelve a reír — De acuerdo, de acuerdo, me rindo. No voy a entrar en muchos detalles, pero realmente el dinero que me ofreciste, aunque no me hayas dicho cuanto, me sirve.
—Entiendo eso como un sí.
—Dame mas detalles de lo que tendremos que hacer. — sonrío aliviado al saber que acepto y comienzo a contarle a detalle lo que se supone que debemos aparentar. Nuestro pedido llega y seguimos hablando.
—¿Alguna duda?
—Solo una, tenemos que aparentar que estamos juntos, algo así como ¨entusiasmados¨ con nuestra relación, pero no al punto de parecer enamorados, para que cuando se termine, tu familia no crea que estas mal.
—Así es.
—¿cuánto tiempo más tendremos que fingir después de la boda?
—No lo sé ¿una semana? Dos como mucho.
—De acuerdo.
—Entonces ¿trato? — extiendo mi mano eufórico por que haya aceptado mi absurdo plan, pero con esto, podre hacer que mi familia deje de preocuparse tanto por mí.
—Tenemos un trato. Eso sí, no te enamores de mí. — mostrándome una sonrisa realmente sexy, se pone de pie y se va, no sin antes despedirse — nos vemos luego, osito.
[…]
[Renata]
Llego al restaurante con quince minutos de sobra, me voy directo al cuarto de descanso donde tengo mi uniforme, me meto en el baño y me cambio.
No es de los mejores trabajos, sobre todo si hablamos de los clientes ricachones, pero me ayuda a solventar a mi familia.
Salgo del baño y guardo mi mochila en uno de los casilleros cuando la puerta se abre e ingresa Gabo.
—Hola bonita — se acerca a mí con la intención de besarme los labios, mas no me dejo y me alejo.
—Ya te dije que no me llames así.
—¿Qué pasa? ¿Por qué me ignoras y me alejas ahora?
—Creo haber sido lo suficientemente clara antes de acostarnos.
—Si, bueno, creí que solo lo decías para que no te creyera desesperada.
—¿Enserio? ¿desesperada? Yo creí que te había quedado mas que claro que no soy de las que se enamoran.
—Ay por favor, eres mujer.
—Si ¿Qué tiene que ver eso? ¿acaso porque sea mujer no puedo querer solo sexo y ya?
—Bonita.
—Gabo, te lo voy a pedir una sola vez, deja de estar atrás mío y busca a alguien que si quiera estar contigo.
Salgo del cuarto y me dirijo a la cocina. No quiero ser grosera con Gabo, es un chico lindo, pero antes de que aceptara le deje en claro las condiciones y las acepto sin chistar, ahora que no venga a molestarme con más de lo mismo y esos comentarios de que porque soy mujer no puedo tener sexo sin sentimientos de por medio, me parece una reverenda estupidez, aunque admito que fui idiota en acostarme con alguien de mi trabajo.
[…]
[Aaron]
Llamo a Max para invitarlo a hacer algo esta noche, después de mucho tiempo, estoy de muy buen humor.
—¿Saldrás? — me pregunta Raquel al entrar a mi habitación. Sin permiso.
—Así es.
—Vaya, eso sí que es una noticia — sonríe — ¿A dónde vas? Yo quiero ir.
—A tomar algo con Max.
—Ah, no, ya no quiero ir.
—¿Por qué odias tanto a Max?
—No lo odio, simplemente no lo soporto.
—¿Desde cuándo? Si antes te caía bien.
—Desde que entendí que trata a las mujeres como objetos.
—Eso es porque aun no llega la indicada — comento divertido.
—O llego y le muy idiota la espanto. — comenta negando.
—¿A que te refieres?
—A nada en específico ¿Quién querría salir con un mujeriego como tu amigo? En fin — se encoje de hombros — que te diviertas hermanito. — besa mi mejilla y se va.
Termino de prepararme y salgo de mi habitación encontrándome con mi madre en la sala, desde esta mañana que le comenté que quería mudarme para poder tener mi espacio, pero, sobre todo para darle espacio a ella y mi padre, se ve molesta conmigo.
—Adiós mamá — beso su coronilla. No me contesta — Olvide comentarte que en estos días traeré a Renata para que la conozcas. — y como era de esperarse, su rostro cambia completamente.
—¿¡Enserio!? Que bueno hijo, preparare algo delicioso para comer ¿Qué le gusta? No mejor dime ¿Qué no le gusta?
—No importa, lo que sea estará bien. — sonrío y beso su frente para salir de casa.
¿Qué le gusta? No tengo ni la más pálida idea, eso es algo que no pensé. Tendré que reunirme con ella antes para hablar un poco de nuestros gustos, no puede ser que ¨estemos en una relación¨ y no sepamos nada el uno del otro. Aprovecho el semáforo en rojo para tomar mi teléfono y enviarle un mensaje a Renata.
Aaron: tendríamos que vernos para conocernos un poco más.
Dejo el teléfono y llego a casa de mi amigo, quien como era de esperar, esta despidiendo a una de sus nuevas conquistas
—Llegas temprano.
—No, llego bien, tú eres el que va atrasado — observa el reloj
—Diablos, se me fue el tiempo con ese bombón.
—Déjate de idioteces y ve a bañarte.
—Enseguida jefe — entra a la casa y se va directo a la ducha, niego con la cabeza y me acomodo en la sala de su departamento
Renata: ¿Y eso para qué?
Leo la respuesta de Renata y contesto.
Aaron: Porque parecerá raro que estemos en ¨algo¨ y lo único que sepamos del otro solo sea el nombre, mi madre quiere que vayas a cenar a casa.
Renata: Entiendo ¿Te parece mañana por la mañana?
Aaron: No, tengo trabajo. ¿Por la tarde?
Renata: Estoy ocupada ¿Por la noche? Podemos ir a tomar algo.
Aaron: De acuerdo, luego envíame tu dirección y paso a buscarte.
Renata: no hace falta, dime el lugar y nos encontramos ahí.
Aaron: Ok. Luego te digo. Que descanses.
Renata: Tu igual, osito. Y, por cierto, invitas tú.
Sonrío y niego ante su último mensaje. Levanto mi vista para ver al idiota de mi amigo observándome con una sonrisa en el rostro.
—¿Quién te tiene tan sonriente?
—¿Qué dices? Solo hablo con Renata.
—Vaya, esa chica me agrada, lastima que la viste primero tú — le arrojo un cojín y golpeo su cara — ¡Ay! En la cara no, puedes dañar mi perfecto rostro.
—Ni tan perfecto.
—Hablo la envidia. Ahora dime ¿Qué tanto te traes con esa tal Renata?
—Nada, solo acepto ayudarme. Aunque antes me envío a un psicólogo.
—Y cada segundo que pasa me agrada más.
—Cierra la boca y vamos.
Llegamos a un bar tranquilo, era jueves y mañana trabajaba, por lo tanto, la idea era parar el rato tranquilamente, pero pronto Max me convenció para ir al club de la vez pasada.
Al llegar, el lugar estaba abarrotado de gente, nos fuimos a la barra y pedimos otra cerveza. No paso ni media hora cuando mi amigo ya estaba pegado a una morena de llamativas curvas, negué con la cabeza mientras me guiñaba un ojo y le hice señas de que iría al baño.
Luego de hacer fila por quince minutos y hacer mis necesidades, me lavo las manos y salgo de ahí, mi sorpresa es grande cuando, después de unos pasos, alguien se pega a mis labios.
—¡Amor! Que bueno que ya saliste ¿vamos a bailar? — Renata me sujeta fuertemente del brazo y me hace señas que no logro descifrar.
—¿Este imbécil es tu novio? — comenta un tipo que a leguas se nota está borracho y entiendo la situación.
—Si, soy el novio ¿Por qué? ¿algún problema? — saco mi ¨lado varonil¨ y lo encaro.
—No amigo, pensé que ese pedazo de mujer estaba solo.
—Pues no, no lo estoy y si así fuera, tampoco te haría caso — comenta moletas. — sácame de aquí — dice para después volver a besarme con la diferencia que esta vez correspondí el beso, volviéndolo mas candente.