NARRA CHLOE
Entro a la casa y trato de hacer que lo que acabo de escuchar no me afecte, al menos no enfrente de mi papá.
—Dijo Leo que ya venía, estaba en una llamada, por eso no venía. — les digo a mi padre y a Mari. Ambos asienten y esperamos, menos de cinco minutos después, Leo aparece en la entrada de la casa con su maleta. Trato de no tener contacto visual con él en este momento, no es el momento para perder la razón y a mi me falta bien poco para hacerlo. Salimos rumbo a el aeropuerto, esperando llegar tranquilamente y sin contratiempo. No voy a mentir el silencio en el auto era muy incómodo. Sentía la mirada de Leo, a través del retrovisor interno del auto, tratando de guardar la calma en todo momento. Aunque mi silencio no pasó desapercibido por mi padre.
—Hija, ¿Estas bien?
