NARRA GERARDO
Salgo del club, con mi cabeza algo atareada pensando en que excusa dar para que no que mi familia no se presentara en la famosa fiesta de Francine. Llego a mi casa, al entrar todos ya están descansando. Pues no se escucha ningún sonido en la planta baja y la mayoría de las luces están apagadas. Aprovecho a pasar por la cocina para buscar algo de tomar. Se me antojó un café, pero al abrir el estante donde esté se encuentra, me encuentro con una lata de chocolate en polvo y no puedo evitar sonreír. Pues un gracioso recuerdo vino a mi mente. Fue cuando cumplí mis 16 años y había una nevada inesperada en la ciudad. Chloe se le ocurrió sorprenderme con un chocolate caliente y algunos malvavisco, además de unos bizcochos de vainilla y red velvet esa mañana pasamos un buen momento
