. . . . . Después de salir de la clase de la mañana, perseguido por la insistente Kira, que además era hasta irritante, me encerré en mi coche que estaba en el aparcamiento. Estaba considerando la seria decisión de hablar con el señor Hamlet para sacarla de mi clase. ¡Qué molesta mujer! ¿Cómo es que podía ser tan insistente con lo mismo? ¿No se apenaba de ser tan molesta e irritante? No había palabra que le dijera, ella seguía. Al menos solo eran dos días a la semana y me libraba de ella en el trabajo, le estaba dejando mucho a Aurora, pero es que me faltaban tantas ganas que a veces tenía que obligarme a comer, porque ni apetito tenía. Mamá no dejaba de llamarme para que la visitara, se que en cualquier momento solo se aparecería en casa, no quería verla. No quería verla porqu