Aquel día fue el más largo para Nanna y Vero. Después de salir de casa con Esus, sin ningún rumbo fijo, estuvieron dos horas en un mismo coche, hasta que Esus se detuvo, abandonando ese y tomando otro que ya estaba listo para él y así estuvo haciéndolo durante once horas, en la que solo se detuvieron a almorzar, dentro del coche y a cenar allí también, cuando ellas querían ir al baño, él se detenía en una gasolinera. A eso de las once de la noche, llegaron a su destino. Una pequeña casa en un pequeño pueblo que no parecía alojar a muchas personas. El lugar estaba lleno de polvo y a eso olía, contaba con dos habitaciones, un baño compartido y una diminuta cocina que estaba junto con el salón, realmente era pequeña la casa. —Solo dormiremos aquí.—dijo Esus, siendo estas las primeras