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Había pasado una hora o mas desde que Jon se marchó. Dejé a Nanna organizando todas las camisas para no equivocarse de talla con uno y otro, me introduje en mi habitación demasiado nerviosa, irritada, aburrida, queriéndome tirar de los pelos y rodar por el suelo.
¡¿Quién diablos era yo o este comportamiento en mi?!
Toda la seguridad que había sentido al dejar a ir a Jonathan con ella se había ido al carajo, coloqué la almohada en mi pecho y solté un fuerte grito, muy elevado y molesto.
—¡¡Aaaaaaarg!!—tal como me sentía. Segundos después Nanna entró corriendo a la habitación.
—¿Qué pasa? ¿Te sientes mal?
—No me siento bien.—dije, ahora dejándome ahogar en el llanto.—¡Jon está con ella y ahora me siento como una estúpida! ¿Por qué tuvimos que arreglarlo tan bonito? ¡Estab
