Cuando me desperté, era medio día. No sé que le había dicho Jonathan a Nanna, pero esta no había entrado ni una vez en la habitación. Tomé baño otra vez, ya que la noche anterior había sudado mucho con las pesadillas, cuando salí con la crema, Jonathan entró a la habitación con una bandeja de comida, la había cocinado Nanna. La dejó sobre la mesa de noche y me ayudó a ponerme la crema en el cuello, el enrojecimiento disminuía, pero las marcas estaban allí. No me había fijado que había una bolsa de farmacia junto a la comida, miré lo que había dentro de ella, otra crema para el cuello, medicamento para la garganta, gotas para los ojos y… pastillas anticonceptivas de emergencia. Sin pensármelo dos veces tomé el vaso de agua y me bebí las pastillas sin decir nada. La comida de Nanna olía ri