No quiero hacerlo, no se lo merece, pero ya no puedo resistirme. Levanta mi cara y roza sus labios con los míos, mientras las lágrimas que tenía acorraladas, para que no salieran, están saliendo. —Lo que escuchaste y lo que viste no es lo que crees. —Sus labios alcanzan mi mejilla y sus manos se deslizan por mi nuca, hundiendo los dedos en mi pelo y agarrándome—. Solo fue una mentira, el cual te salvaría de que ella no te siguiera y te hiciera daño, no puedo permitirme que te ponga un solo dedo encima, o si eso pasara sé de qué sería capaz —Me besa, y la sensación me catapulta al instante a la noche anterior. Mi escudo se hace añicos. Un leve sollozo escapa de mis labios y cierro los ojos con fuerza para evitar que más lágrimas desciendan por mis mejillas—. Abre la boca —susurra. Mi mand