★ Ethan Me desperté con un dolor de cabeza insoportable. La luz del sol entraba por la ventana, perforando mis ojos como agujas. No quería levantarme de la cama. Sabía que el dolor no era solo por la resaca del día anterior, sino también por el cáncer que había estado combatiendo en silencio. Me estiré con esfuerzo y, con manos temblorosas, busqué las pastillas en la mesita de noche. Tragué unas cuantas sin agua, sintiendo el amargo sabor en mi lengua y la familiar sensación de alivio que comenzaba a extenderse lentamente por mi cuerpo. El sueño me venció de nuevo, arrastrándome a un abismo de oscuridad y alivio temporal. No sabía cuánto tiempo había pasado cuando el insistente sonido del teléfono me despertó. Parpadeé, tratando de enfocar la vista, y alcancé el móvil sin siquiera ver qu