Más temprano salí a tomar una copa de celebración con mi amiga Raquel. El día siguiente fue nuestro primer día de clases; oficialmente seríamos chicas universitarias. Ella me consiguió una identificación falsa que coincidiera con la de ella y entramos al Club azul. No era el primer bar en el que había estado, ni era la primera vez que bebía, pero la noche se sentía diferente. No pude señalarlo al principio, pero luego apareció. Raquel ya se había ido hacía mucho tiempo, coqueteando con un tipo con piercings y tatuajes y lo que parecía ser una mala actitud. Me senté en una silla de la barra, bebí mi tercer martini e imaginé mi vida universitaria. Iba a ser difícil, pero al final valdría la pena. Sería doctora. Ayudaría a la gente. No deseaba ser abogada como mis padres, mi padre es Alla