Sentía clavada en ella todas las miradas y se comenzó a sentir irritada. Por lo mismo, preguntó: —Bueno, en vista de que el homenajeado está muy ocupado. ¿Alguien quiere bailar con la homenajeada? —¿Te sirvo yo? —se ofreció Giovanni. —Por supuesto. Se levantó y empezaron a bailar a su vez. Minerva se sintió inmediatamente mucho más cómoda bailando con él que con Stefano. Después de varias canciones se sentaron, mientras aquel y Bianca continuaban en la pista. Esta le comentó: —Es guapa tu mujer. —Sí, no está mal. —No pude verla bien el día de la boda, yo estaba muy atrás, pero no parece tan niña como dices. —Pues lo es, te lo aseguro. No estarás celosa, ¿verdad? —Claro que no, tonto. Estoy deseando tener alguien con quien compartir la responsabilidad de cuidar de ti. —Tú eres m