El sábado, Minerva se arregló con cuidado para la cena que organizaba la empresa de Stefano en su honor. Se había decidido por un vestido n***o que la hacía parecer mayor de lo que era, para que la diferencia de edad entre ellos no fuera tan evidente. El vestido era escotado, pero sin exageración, elegante y discreto a la vez. Calzó unos zapatos con el tacón más alto que pudo soportar, debido a su falta de costumbre, para compensar también la diferencia de estatura, y se maquilló un poco. Cuando se vio en el espejo, se sintió satisfecha. Esperaba hacer buen papel y representar a la perfección la comedia para la que la habían contratado. Hasta ahora, él había cumplido en todo su parte del trato y ella todavía no había podido corresponder. El balance de esa primera semana de casados