—¿Crees que nos vio? Minerva mordía una de sus uñas nerviosa, evitando mirar hacia atrás. No sabía si Stefano tendría la osadía de seguirla con su supuesta cita, pero tenía la esperanza y cuando Luciano le dijo que un hombre en moto los estaba siguiendo, no dudó en poner en práctica la fase dos de su plan. Había reído y fingido que Luciano le decía algo divertido, dándole un beso en la mejilla que el rubio italiano recibió con mucho gusto. —Créeme, piccola, ese hombre debe estar que echa fuego por los ojos. El rubio italiano rió divertido, disfrutando la aventura con Minerva, quien le había pedido el favor un día al salir de clases. Era un chico guapo y dulce, que no dudó en ser su cómplice cuando le explicó su situación. No sabía si podía confiar en un desconocido, pero el rubio