Me apoyo del pequeño balcón lleno de flores, sintiendo la brisa fresca después de llegar al lugar y encerrarme junto con Alejandro en la enorme habitación de un pequeño y viejo pueblo de Bélgica. Cierro un poco la bata de seda que cubre mi desnudez, para inclinarme, el cabello ahora más largo se alborota ante la brisa. ─Señorita de Salvatore─ murmura Alejandro detrás de mí. Siento su cuerpo abrazar el mío desde atrás, su pecho desnudo eriza mi piel cuando choca con la fina tela de la bata y su sexo choca con la curvatura de mi trasero. Esbozo una sonrisa ante eso. Posa su barbilla en mi cuello, depositando un beso estremecedor en él. ─¿Qué hace mi esposa sola en el balcón? A parte de mostrarle su belleza a los hombres de aquí, para enloquecerlos─ Inquiere y sigue jugando con mi cuello d