Conocer al hombre irritable

2088 Words
Todas tenemos ese sueño creado en nuestras mentes acerca de lo ideal, me refiero a todo. En la vida puedes ser pasiva o activa o un poco de ámbos. Mi nombre es Gabriela Lumbi, llámame chica provinciana o como desea si eso los hace feliz, a mi no me importaba para nada las etiquetas. En mis escasos catorce años murieron mis padres, ellos fueron tremendamente joviales, me mostraban la vida tal cual era, nada de santa Claus vendrá si te portas bien, o los tres reyes magos vendrán siguiendo la estrella en el Oriente, ¡no! Ellos eran muy realistas, ya me había aclarado mi padre desde mis tempranos ocho años, "que a los niños no lo traía ninguna cigüeña para entregarlos a los nuevos padres." ¡Panflinas hija! me había dicho aquella vez. Más tarde cuando cumpliera mis doce años, mi padre me explicó acerca del origen de los bebés. "Los niños nacen de nosotros los adultos, tenemos esa capacidad de procrear, pero debe haber amor de por medio entre el hombre y la mujer, así mi mente estaba abierto a una enseñanza que a algunos les podría parecer demasiado pronta o cruda, pero la realidad es que la vida misma ya era cruel. Tanto así que mis Padres, como si adivinaran el futuro inminente, me hablaban de cuanto podía aclarar acerca de los factores de la vida, su significado, la lucha constante, me hablaron de la muerte, sus propios conceptos y eso hizo que en mi se hiciera una imagen clara de lo que era en sí la vida de los seres humanos. "Nuestro cuerpo, es nuestra nave, nuestra casa, donde habita nuestro espíritu, debes ser muy responsable para el uso que le das, no puedes hacer cualquier cosa por simple placer o por que te dé la gana. Eso debes aprender desde muy temprano y concientizarte." fueron las últimas palabras de mi padre, antes de abordar el avión del que no iba a bajar jamás. En aquel momento cuando mi padre me hablara así, lo miré con mis grandes ojos parpadeando, él fue un padre genial, no estoy para nada insatisfecha acerca de cómo me educó, fui muy afortunada, por ello estoy agradecida con Dios y con la vida por tremendo hombre con un carácter indeleble, nada de; mi pequeña esto es así y asá, no existe los términos medios en su vocabulario y en mi vida. Ahora que me toca trabajar lo hago y mucho, no reniego por ello, por que me gusta saber que la comida que llevo a la boca lo he ganado yo misma. Actualmente vivo con mi abuela y mis tíos, quienes hace ya año y medio viven en la casa de la abuela, con el pretexto de que quebraron su pequeña empresa. Desde entonces mi tío y su familia volvieron a la casona de mis abuelos para supuestamente sustentarse y empezar de cero. Mis tíos tienen una hija muy hermosa, se llama Micaela, ella aún está yendo a la universidad, estudia ingeniería química, yo no pude finalizar los estudios universitarios por que hace un año que la abuela enfermó de gravedad y mi tío y su esposa hablaron conmigo, me dijeron que ellos no podían encargarse de sustentar el cuidado de la abuela, así que yo debía hacerlo. Prácticamente me exigieron que dejara mis estudios sin terminar para poder retribuir la crianza que mis abuelos me habían dado; sabía lo que quería decir, yo debía hacerme cargo del cuidado de la abuela, ya no podía darme el lujo de seguir con mis estudios, en lo particular, a mi no me gusta deberle nada a nadie, así que por mi esta bien, en algún momento cuando sea posible seguiré con mis estudios y lo finalizaré. Me retiré de la la universidad, pienso que es algo temporal, pero ahora se hizo otro año más y no he podido volver a retomar mis estudios, la abuela sigue con sus medicamentos, los pagos de facturas llegan sin demora, así que debo seguir trabajando, hoy me toca salir de la cafetería en la que trabajo por medio tiempo para ir a otro empleo de medio tiempo. De ahí me conseguí otro empleo más, se trata de viajar en vuelos privados como camarera atendiendo a los ostentosos ricos que suelen surcar los cielos por causa de sus negocios, a mi me da pánico, pero es el dinero, la paga es copiosa. Por lo tanto no pude rechazar ese trabajo temporal, sobre todo por que en cuanto la abuela mejore, quiero volver a la universidad y terminar mi último año de estudios. Voy en carrera a casa para cambiarme, no puedo darme el lujo de llegar tarde, esa es una de las reglas de oro acerca de ese empleo. Y como yo necesito mucho de este empleo, debo acatar las normas en la manera de lo posible. Cuando llego a casa, encuentro a mi abuela sentada en una silla de ruedas, veo que está descuidada, mis tíos están en casa, su hija también, pero es claro que la dejan así sin atenderla, me da dolor en mi corazón, pero es atenderla o quedar corta con los gastos. —¿Abuela, no has comido aún? —ella me niega con la cabeza y me dice: —No te preocupes cariño, yo lo haré más tarde — eso me repugna las vísceras, están haciendo sus uñas la ingrata nieta de mi abuela sin hacer nada, no se preocupan si la anciana ha comido o si está cansada en la misma posición. —No pueden tener algo de empatía con sus mayores? Sería que esta gente cree que ellos jamás llegarán a este punto, no puedo quejarme mucho, rápido entro a la cocina y le preparo un caldo de pollo con jengibre, luego trato de hacerla comer, todo en cuestión de minutos. "En esta vida todo se paga" decía siempre mi padre y mi madre, llegará el día en que estas arpías verán las nubes oscuras en su cielo. Dios me proporcionará suficiente vida para verlo, no es que yo lo esté deseando, solo creo que la vida te devuelve lo que das. ¿Nadie más piensa como yo? Bien, no importa es solo mi opinión, nada relevante. No puedo darme el lujo de perder este trabajo temporario, así que corro al baño y enjuago mi cuerpo, "no me bañe bien" que se le hace, no tengo suficiente tiempo para mí ahora mismo, me visto a como puedo y me voy afuera para largarme a este trabajo que ganó mejor que los otros dos trabajos juntos. Salgo corriendo y trato de parar un taxi, en mi tiempo tan acortado, ni siquiera pude comer, siento el estómago vacío y resonando mis tripas, ya no importa, no veo ni un taxi así que me limito a ver quien me da un aventón, aparece Felipe, quisiera ir con él, él es ahora mismo el único salvavidas que me lanza la vida en mi naufragio. Todo bien con eso, si no fuera porque él todo el tiempo me enamora, no me gusta, creo que cuando dos personas se enamoran, no suele haber espacio para convencimientos, solo te enamoras y ya. —¿A donde vas, te puedo llevar? —Dice Felipe, vuelvo a verlo y reviso la hora en mi reloj de muñeca. —¡Voy al aeropuerto! Pero... —¡Pero nada, yo te llevaré! —Me dice. —Pero que pasa, no muerdo, claro a menos que quieras que te pegue unos pequeños mordiscos a tu cuello, y... —él carcajea de una manera burlona, cosa que me enfada. A simple vista él pareciera inofensivo con sus bromas, pero a mi me irritan mucho. Una vez en el aeropuerto, entro por la zona de descargue y marco a escondidas mi tarjeta de entrada, pues he llegado unos minutos tarde. Podría perder este trabajo tan bien remunerado. Encuentro a Cassie la amiga con la que entablo mis más largas conversaciones y me dice: —¡Lo siento Gaby el dueño de este avión no te quiere aquí. —dice que eres muy impuntual! Lo siento mucho. —dice y da la vuelta para irse sin mas. Mi enojo apareció como un remolino dentro de mi, ¿que se creía esa persona? ¿Como se atreve simplemente botar a alguien así por así? ¡Ah claro como el no tiene ninguna necesidad, empecé a quejarme casi en voz alta. Enseguida mi mente se nubló, salí corriendo y golpeé a más de una persona en mi camino y alcancé a ver el hombro ancho de un hombre que estaba de pies y de espaldas, Cassie estaba dándole un té en ese momento al tipo. Así que me acerqué y lo empujé, dije: —¿Te crees la gran cosa no? "Pues ojalá tu avión se caiga desde lo alto por arrogante y sin corazón!" —Apenas esas palabras salieron de mi boca, me arrepentí, pero era demasiado tarde. Las palabras ya fueron dichas, él me miró con una expresión sin emociones, su cara era guapa, pero como una escultura hecha de mármol, bello porcelánico, pero seco sin chiste, no había facciones suaves ni tiernas en ella, solo un rostro inexpresivo y sin ninguna pizca de humanidad. Sólo ver como sus ojos me miraban sentí como me helaba la sangre, era una especie de aura envolvente que cubría todo el espacio. Al cabo de unos minutos que me parecieron largos en extremo, el dijo: —¡Ya que la señorita pide y desea que el avión caiga, que aborde ella también, si el avión tiene un accidente, ella será la primera en sufrir, no quiero un paracaídas extra –dijo volviéndome a ver con una expresión sombría. —¡Por favor! —dije mientras mentalmente lloraba. —Retiro lo dicho y me arrepiento, puedo perder el empleo, pero no puedo morir todavía. —al terminar de hablar, él me lanzó una mirada fría. —Mi abuela espera que yo vuelva todos los días, Por favor — supliqué, pero él parecía un demonio que no tenía oído para escucharme. Se carcajeó y dijo: —¡El trabajo! Ya lo perdiste desde que llegaste tarde. No es culpa de nadie, señorita irresponsable. Creo que mi mirada se volvió desesperado, porque me escuché articular mis palabras y mi voz temblaba. —Necesito mucho el empleo, ¿Y al parecer para ti no es suficiente dejarme desempleada? –¿Ahora también quieres obligarme a ir con ustedes? –Tu sabes bien que este avión no va a caer, vives en ella. —Porque es que tomas tan a pecho unas cuantas palabras dichas al aire? –refuté. Este hombre me volvió a mirar y esta vez lo hizo de pies a cabeza, no sabia lo que pasaba por su mente, pero por última vez grité. —Mi abuela ha dependido del poco dinero que llevo a casa, no puedo irme si no es porque me pagarás. ¡Por favor! —mi voz se escuchó fuerte. Él se agachó y le habló algo al oído de uno de los hombres vestido elegantemente y que todo el tiempo parecía estar a su lado. Este asintió y se fue a un compartimento del avión, lo vi haciendo llamadas, tenía los documentos personales de los empleados a mano mientras estaba al teléfono. Después de un momento volvió y le habló al oido del rey hielo y este medio sonrió de lado. Alguien vestido de n***o me agarró por la espalda y me sentó al lado del tipo, este seguía con su cara de póker, insistí en llevarle la contraria, y dije: —¡Esto es un secuestro! Usted me trae aquí en contra de mi voluntad. Enseguida el otro personaje elegante abrió una de las carpetas y mostró mis documentos en las que yo aceptaba trabajar para la aeronave. Así que me dio a entender que mi palabra estaba en desventaja. Enseguida Cassie empezó a atender al gruñón, trajo frutas y bebidas, ella atendió para todos, menos para mí, no es que me afectara, pero me di cuenta. —¿Acaso no la ves a ella? —¡Sírvale lo mismo! —dijo con enojo. Yo negué mi cabeza, a pesar que había salido de casa sin haber almorzado todo el día. Al momento que Cassie sirvió, el rico olor a comida más mi hambre me traicionaron, sonó mis tripas. Solo para ver cómo él me mirara, me sentí avergonzada. —No me dió tiempo para comer, eso es todo —dije sonrojada.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD