CAPÍTULO CUATRO 17 Ciclos Solares Después Royce estaba de pie encima de la colina, debajo del único roble entre los campos de trigo, un árbol ancestral cuyas ramas parecían extenderse hasta el cielo, y miraba fijamente a los ojos de Genevieve, profundamente enamorado. Se tomaban de las manos y ella le sonrió mientras se acercaban para darse un beso. Él sintió una gran gratitud al sentir el corazón tan rebosante. Mientras la noche caía sobre los campos de trigo, Royce deseó que ese momento pudiera durar para siempre. Royce se hizo hacia atrás y la miró. Genevieve era preciosa. Teniendo diecisiete años al igual que él, era alta y delgada, con cabello rubio suelto, ojos verdes que mostraban inteligencia, y un puñado de pecas sobre sus rasgos delicados. Tenía una sonrisa que hacía que él se