Lola
Esto parecía una broma de mal gusto, una broma donde mi vecino se ponía a la misma altura que mis hijos, peleaban igual.
— Mamá ¿Te pregunté si insultaste? —miré a Lily y tomé aire mientras sentía que la desesperación se iba haciendo presente.
— Yo… lo que pasa es que… —tome aire varias veces.
— Ahí están, la comida ya está servida, vamos a la mesa —la voz de Sonia llegó y afirmé antes de darme la vuelta ignorando a Esteban por completo.
Podía sentir su mirada en mi cuerpo, la forma en que sus ojos recorrían mi piel desnuda, quería decirle que parará, que no me observará más, sobre todo por lo nerviosa que me ponía al hacerlo, porque no muchas horas atrás yo había terminado refregándome contra su virilidad y el hecho de que me viera de esa forma no ayudaba en nada, pues lo
