Esteban.
— Bueno, no me decepcionaste —su voz se volvió más ronca y mi pene volvía a moverse debajo de mis pantalones reclamando lo que quería hacer desde que vi su camisa mojada. —Me dolía todo cuando me fui.
Sonrío orgulloso de mí y ella me puso los ojos en blanco.
— Ahora —acerque mi rostro un poco más al suyo —la pregunta sería, si estás lista para dejar de caminar otra semana más.
Tomó aire profundamente y sus pupilas se dilataron, estaba excitada tanto como lo estaba yo, quería esto tanto como lo quería yo y me gustaba, joder. Me encantaba tener esta reacción por parte de ella.
— No hemos hablado —suspiro.
— ¿Quieres hacerlo ahora? —mordió su labio —No va a cambiar nada, yo voy a seguir viviendo aquí, tú no te iras, los chicos esperan en mi casa —suspiro —Déjame demostr
