Lola
Camino despacio por el juzgado de familia, mis pies se movieron seguros mientras que iba directo al lugar que necesitaba, tenía que hablar con una jueza, aquella mujer que podía ser la solución a todos mis problemas, la mujer que estaba segura que me ayudaría con esto, para hacer que todo fuera más fácil.
Tomé aire y golpeó la puerta de su despacho, escuchando cómo murmura un pase, la carpeta en mi mano dejaba en claro que el asunto iba en serio, estaba a un paso de hacer aquello que en este momento me parecía fantasioso, necesitaba terminar con lo que nos unía de una vez por todas.
Marc no había parado de llamarme en toda la noche, insistió por horas mientras que me llenaba de mensajes amenazantes —que también imprimí —necesitaba no pasar por la mediación, de hecho, ni siquiera ib
