Lola
No sabía exactamente qué decir, tenía ganas de llorar, estaba segura de que no tenía más de treinta y seis años, se lo veía joven, demasiado. Se me comprimía el corazón por la forma en que lo acaban de tratar, en que lo habían echado del trabajo, es qué, ¿Cómo alguien podía ser tan desalmado para echarlo de su trabajo?
No sabía exactamente cómo proceder con la situación, tampoco que decirle con exactitud, porque lo lamento no sonaba lo suficientemente bueno en este momento y tampoco sabía cómo se sentía, lo que era una…
— No te martirices tanto —su voz gruesa llenó mis oídos —Son cosas de la vida. –negué.
— Entonces, tienes lupus —afirmó —Es una enfermedad autoinmune, que… ¿Te ataca a ti mismo? —prendí el auto —¿Cómo es eso?
— Es como si tus defensas mataran partes de ti —j
