—Angie, ¿qué es esto? —le pido una explicación, aunque claramente sabía lo que era. Sin embargo, algo de mí prefería no creerlo, así que necesitaba escuchar la verdad desde palabras de la propia Angie. Desafortunadamente, ninguna palabra salió de sus labios. Estiró la mano con intención de tomar el papel que yo sostenía entre mis dedos, pero yo me puse de pie y volví a hacer la misma pregunta, pero esta vez con mayor firmeza. —Angie, necesito que me digas si lo que estás aquí es verdad o no. Entonces ella ya no pudo ocultarlo y en completo silencio se puso de pie para solo asentir con la cabeza, sin atreverse a mirarme a los ojos. —Angie... Un sollozo escapó de sus labios que ella trató de callar con su mano. —Lo lamento, de verdad, lo lamento mucho. Perdóname, Lucía. —¿Qué... por q