Han pasado dos semanas desde entonces, Filipo está trabajando para Knox. Yo le he prestado algo de dinero para que pueda solventar sus gastos al menos durante un par de semanas, hasta que él me devuelva cuando reciba su primer p**o. Realmente espero que enderezar su camino, y creo que lo mejor sería que en estos casos yo me mantuviera al margen, ya que las facilidades que yo le había entregado antes hicieron que él se confiara.
—Elena —murmuré su nombre—. ¿Cuánto más daño intentarás hacer? ¿Qué es lo que sigue? ¿Qué es lo que buscas?
Dejé de pensar y volví a concentrarme en los papeles que revisaba en mi despacho.
—Mami, mami —pero repentinamente escuché la voz de mi hija, así que levanté la mirada de los papeles y encontré a mi niña entrando muy sonriente.
—¿Qué pasa, mi amor?
—Mami
