POV KNOX —Buenos días, ¿cómo amaneció el ogro dictador? —entró Luis a mi consultorio con los ánimos listos para empeorar mi día. —Si solamente has entrado para decir estupidez y media, te recomiendo que te retires antes de que descargue mi ira sobre ti. —Qué humor, dime, ¿has dormido? Aunque por tu expresión, aparentemente no lo hiciste. Déjame adivinar, otra vez tuviste un problema con tu padre. Me levanté abruptamente de mi asiento: ¡Ni lo menciones! Vengo todos los días a trabajar con el único fin de evitar escuchar de ese tipo. —Pero es tu padre, Knox, no puedes renegar de él. —Claro que lo hago y lo haré durante el resto de mi vida. —Por Dios hombre, podrías controlarte un poco. No eres un adolescente. Estás hablando de tu padre, el hombre que te dio la vida. —De acuerdo, me d