-Gracias señora, voy a ir a verla para saber cómo ayudarla.
-Ve Rodnog que nunca la había visto en ese estado.
Rodnog aparentemente sabía lo que le sucedía a Victorique, ella sintió muchos celos por causa de Natasha, pero celos de amigos, pero sin entender que ella se había enamorado de él.
Él fue a buscarla por una de las casadas de los riachuelos de la montaña, desde lejos la vio sentada sobre una piedra y con una botella de licor en sus manos.
Al acercarse se sorprendió al verla completamente ebria y con lágrimas en sus ojos.
-¡Victorique!, presta esa botella y no sigas bebiendo.
-Déjame en paz traidor, ¡vete de aquí!
-No me voy a ir amiga mía, yo te quiero mucho y no te voy a dejar en ese estado.
-¿Acaso quieres que te muestre los senos como la loca esa lo hizo para conquistarte?
-Mira y ve que los tengo más grandes que ella, tócalos si quieres y degusta de ellos, nadie nunca me ha tocado.
-¡Hazlo Rodnog!
-Estas muy mal Victorique, ven y te llevo a tu casa para que puedas descansar y mañana que te encuentres mejor, conversamos.
Rodnog fue llevando entre sus brazos a la hermosa joven con sus cabellos sueltos celestes y mostrando parte de sus pechos.
Él acomodó su blusa mientras ella susurraba:
-“Rodnog hazme tuya como lo hiciste con Natasha”
Ya llegando a la casa ella estaba dormida y junto con su madre, Rodnog la acostó en su cama para que descansara.
Él se sentía muy apenado por ver el estado de su gran amiga, y por esta razón fue a la casa de Natasha para reprocharle de lo poco imprudente que fue al decir sus intimidades delante de Victorique.
-Natasha en 10 minutos voy para tu casa.
-Ven mi amor que te espero con los brazos abiertos.
-Hola, necesito hablar seriamente contigo.
-¿Van a hablar con mis padres para formalizar nuestro noviazgo?
-¡Está loca Natasha!, he venido porque por tu culpa mi amiga Victorique está atravesando una severa crisis.
-¿Qué le pasó a la mechuda?
-La encontré muy ebria en los riachuelos altos de la montaña, nunca la había visto así de mal.
-Sé que es por tus bocota que habló de más delante de ella, algo que sólo a mí debiste de haberme dicho.
-Lo dije abiertamente porque creo estar embarazada de ti.
Rodnog se angustió y con una voz quebradiza de la dijo:
-Natasha, ¿cómo sabes si quedaste embarazada? Si aún es muy poco tiempo para que afirmes tales cosas.
-Sentí claramente como tu semilla se introdujo en mis adentros, además que siento en mi vientre unas sensaciones bonitas que nunca las he experimentado.
-Es como que algo chiquito se mueve en mi interior, duele un poquito pero me agrada.
-Así que anda preparándote para nuestra futura boda, si en unos días se me confirma que estoy esperando un hijo tuyo.
-¡No sigas más!, no estoy preparado para algo prematuro para nuestra edad.
-¡Tonto!, degustaste de este mujerón y de su virginidad y no te sientes feliz de que juntos tengamos un hijo.
-Cuando nazca seguro será hermoso como sus padres, siéntete bendecido de que alguien como yo muera de amor y deseos por ti.
-Cientos de chicos y hasta algunos profesores incluyendo a ese degenerado de Káiser, me pondrían el mundo a mis pies si yo les diera una pequeña oportunidad.
-Me voy de aquí, en vez de solucionar un problema ahora tengo dos, que más me podrá pasar después.
-¡Todo esto me está volviendo loco!
-Chao mi futuro esposo que te veo mañana en la universidad, jeje, jeje, jeje.
Muy pronto una nueva mujer sería una parte muy importante para su vida, sería la mismísima Reina de las Elfas Elentari quien pondría sus ojos sobre él.
Ahí comenzaría una disputa sin cuartel por el amor de Rodnog entre la diosa Lúthien y la Reina Elentari.
Este chico sí que tiene una gran suerte con el amor que no solo agraciadas e inteligentes mortales se han enamorado de él, sino también diosas y elfas.
No es de sorprenderse que el genere tal atracción irresistible en las féminas, si este ser fue un semi-dios, gran héroe de guerra, agraciado y lo más importante de todo, era hijo del mismísimo Rey de los dioses Luciel.
Era la mañana del siguiente día, Victorique despertó y un terrible dolor de cabeza sentía, no podía ir a la universidad por el estado delicado en que se encontraba.
Lo único que le quedaba era descansar todo el día para ponerse completamente bien.
Rodnog al llegar a la universidad solo vio a Natasha y no a Victorique, se seguía sintiendo apenado por su gran amiga, solo restaba esperar que pronto ella se repondría y las cosas puedan volver a la normalidad.
Pero por otro lado, se sentía muy angustiado por el posible embarazo de Natasha, si eso era cierto no le quedaría otro remedio que casarse con ella y ser responsable con su hijo.
Más el destino no sería así, él estaba destinado para cosas mucho más grandes que casarse y tener un hogar, “él era el elegido” de los dioses y un gran propósito tenía que cumplir.
Así que en silencio y en lo secreto como es característico en Lúthien, ella fue en su ser multidimensional a Aradia para evitar que Natasha quedase embarazada.
Era de noche y mientras Natasha dormía, Lúthien apareció y con un poder especial que poseía, evitó que la semilla de Rodnog se formara en el óvulo y así el embrión no pudiera llegar a completarse y ella no quedaría embarazada.
Pasaron algunos días y Victorique se encontraba mejor, pero no podía dejar de pensar en Rodnog y le llamaría para invitarle a su casa para hacer un nuevo viaje al mundo de las Elfas.
-Rin, rin, rin.
-Hola Rodnog.
-¡Victorique! No tienes idea cómo te he extrañado.
-¿Estás mejor?, ¿te encuentras bien?
-Estoy mejor amigo, te llamaba para invitarte al sótano de la casa para hacer un nuevo viaje al mundo de las Elfas, ¿Deseas venir?
-Por supuesto que sí, en uno minutos salgo para allá.
-No es necesario Rodnog, solo tengo que prender la máquina de tele-transportación y poner las coordenadas exactas de tu cuarto y en unos segundos estarás aquí.
No tardó más que unos segundos para que Rodnog esté en el sótano donde aguardaba Victorique, ella programó la máquina para permanecer en el mundo de las Elfas por el lapso de seis horas.
Así fue y ellos viajaron por segunda vez a aquel maravilloso mundo, coincidentemente en las llanuras de las afueras del palacio élfico, Elentari junto con Indir y tres de sus guerreras se encontraban midiendo esa tierra para construir un poderoso cuartel.
Mientras hacían las medidas para hacer los planos, aparecieron Rodnog y Victorique y enseguida Indir los reconoció.
-Amigos provenientes de Aradia sean bienvenidos.
-Mi Reina Elentari está a mi lado.
Ambos se pusieron de rodillas en posición de reverencia hacia la Reina.
-Reina de las Elfas se bienaventurada. (Victorique)
Rodnog se quedó paralizado al contemplar la hermosura de Elentari, su rostro iluminaba con gran esplendor, con su corona de incontables diademas hechas de zafiro y diamantes, sus cabellos de oro sueltos hasta la cintura que la hacía ver aún más sublime y una sonrisa apacible. En ese momento se encontraba vestida con ropas cortas de color blanco-amarillo que hacía combinación con su escultural cuerpo.
-Rodnog, di algo que estamos antes la presencia de una Reina. (Victorique)
Ehhh, Sea loada Reina de las Elfas y perdón por mi falta de cortesía pero nunca había visto en mi vida a alguien tan hermosa como usted.
Elentari mirándole a los ojos vio su interior y solo encontraba pureza, inocencia, amor, bondad, luz y mucha, mucha nobleza.
-No te preocupes joven mortal, seas bienvenido a nuestro mundo.
Mientras caminaban, Indir le indicó que el joven mortal era el mismísimo Gondor que ahora era humano.
Cuando acabó de decir esta verdad, los ojos de Elentari se iluminaron y no demoró en nada el acercarse a Rodnog y cogerle de las manos para que camine junto a ella.
-Ven mi Rodnog hijo del Gran Rey de los dioses Luciel, vamos a mi palacio para que os sirváis el mejor banquete, a que degustes junto con tu amiga de los mejores platos y bebidas que tenemos a vuestra disposición.
-Gracias adorable Reina, sois muy amable.
Cuando llegaron al palacio, Rodnog vio la sublime infraestructura del lugar, todo era completamente hecho de oro y piedras preciosas, su impresión era notoria y ¿quién no? al ver semejante bellezas paradisíacas.
En el salón donde se iban a servir el banquete, había algunas Elfas reales y su belleza era impecable, Rodnog aún más se sentía deleitado al observar la hermosura de aquellas mujeres inmortales.
Elentari habló y dijo a Rodnog que se pusiera una vestimenta y que pasara a una de las grandes habitaciones, que ella y las demás lo esperarían en la mesa de banquetes.
Dos de las elfas acompañaron a Rodnog a que se cambiase de ropa, mientras él se desvestía ellas contemplaban atónitas al verlo desnudo y viendo su intimidad, sintieron sensaciones jamás experimentadas y un extraño deseo corría por su interior.
Cuando se acabó de vestirse, tanto las dos elfas como otras que caminaban por los pasillos, se quedaron atónitas al verle ya que parecía en semi-dios,
Vestía un atuendo de color azul y concho de vino, una capa larga color negra que estaban incrustados diamantes y esmeraldas y unas botas negras que combinaba con su mirada angelical, sus cabello rizado color n***o suelto y sus ojos negros profundos.
Al entrar al salón, la mirada de Elentari brillaba mucho más y llamando a una de las elfas, le indicó que trajera una corona para que la pusiese en la cabeza de Rodnog.
Cuando la Elfa puso la corona en la cabeza, Elentari se acercó a Rodnog y le dijo:
-“Eres digno de ser Rey y de unirte a una Reina como yo”.
Victorique se quedó sin palabras al ver lo que Elentari hacía a Rodnog. Luego procedieron a degustar del banquete y él se sentaba a lado de la Reina.
Se pasaron conversando de muchas anécdotas de los años dorados de la Reina y de sus grandes batallas que tuvo con dragones, hombres gigantes y peligrosas serpientes de los profundos mares.
Victorique le preguntó a la Reina que siendo tan bella, inmortal, sabia, poderosa y noble, no tenía un Rey a su lado.
Ella le contestó:
-Solo uno es digno de mí, y es aquel quien está sentado en estos momentos a mi derecha.
Esto lo decía refiriéndose a Rodnog.
Luego de acabar el banquete y la plática, Elentari fue a un rato a pasear con Rodnog por los jardines reales, ambos se sentaron en una banca y unas palabras dulces susurró ella a sus oídos.
-“Tu eres el hijo de Rey Luciel, por lo tanto perteneces a un alto linaje”.
-Espero verte pronto por aquí me pequeño príncipe.
Era el final de la tarde y las seis horas según el tiempo de Aradia terminaban, ambos se despidieron con mucho agradecimiento de la gran hospitalidad de las Elfas.
Ya de regreso a Aradia, Victorique veía como su dios a Rodnog, lo admiraba y lo amaba más.
Ninguno en la Galaxia entera era tan amado por las mujeres como él, diosas, elfas y mortales lo apreciaban mucho.
A nadie es de sorprender, sin en su vida como un semi-dios fue un poderoso guerrero, de hermoso semblante, hijo del mismísimo Rey de los dioses Luciel y en un héroe de guerra.
A partir de hoy se desataría un feroz enfrentamiento entre la Reina Elentari y la diosa Lúthien por el corazón de Gondor.
Lúthien que todo lo sabía, entendía la intenciones de Elentari que era de coronar como Rey a Gondor y tener un hijo con él, y todo esto se debía al linaje que corría en sus venas, él era hijo de un dios.
-“No me vas a quitar al gran amor de mi vida Elentari, aunque seas una Reina de los altos mundos de Andrómeda, no será lo suficiente para vencerme”. (Lúthien)