Aradia año 5.003
Una Gran guerra había empezado en todo el planeta y en el espacio; hombres, mujeres, dioses, elfas, bestias, alienígenas y robots. Naves interestelares custodiando a un gran satélite de la muerte que se acercaba a Aradia, todo era un caos con muchos ejércitos marchando para el combate final, parecería que era el fin de los tiempos.
En las tierras muertas de Aradia, un lugar donde solo se percibía densas tinieblas, rodeado de una vegetación sin vida y en medio de un lago n***o, se encontraba el cuartel tenebroso de “Phantom”, hecho de una infraestructura titánica con enormes cañones distribuidos por todos lados y miles de criaturas que no eran de luz que custodiaban todos los frentes, estos seres tenían el aspecto de horribles bestias aladas con forma de murciélagos, solo el verlas provocaba un espanto que causaba terror.
El terrible General y mago n***o “Phantom” se encontraba en su interior, él debería ser considerado como de un aspecto muy imponente, su forma era la de un hombre de una estatura más que humana, con su mirada llena de odio y con sus atuendos negros y una gran espada de fuego en su mano derecha, se dirigió a uno de sus capitanes para enviarle con sus ejércitos a invadir el palacio Real.
-General Phantom, ¿A qué lugares nos dirigimos antes de invadir el palacio Real de la Princesa Nicole? (Capitán Azam)
-Vayan primero por las tierras de la parte sur de Aradia, ahí lleva a una parte de mis ejércitos para que los comandes y cuando yo te ordene, invade las ciudades arrasando con todo y no dejes con vida a nadie, excepto a las doncellas para tenerlas para nuestros servicios sexuales, especialmente a esas elfas que serán para mi propio deleite.
-Mientras tanto yo iré por el norte de Aradia con el resto de mi ejército esperando la señal de Lord Nazgul y su siniestro servidor el abominable Mordor, para que vengan en el planetoide rojo y de comienzo la masacre en los cielos.
-Esta vez esos malditos de Gondor, Elentari, Frank y sus seguidores las pagarán muy caro. ¡Ganaremos!, “Luciel” no logrará vencernos y encerrar a mis señores en las mazmorras tenebrosas como lo hizo hace miles de años atrás.
-Ahora es nuestro tiempo de reinar sobre Aradia y los mundos celestiales para derrocar al Rey de los dioses y tener el Gran Trono a nuestra merced.
Mientras tanto en el lugar más hermoso de Aradia que estaba rodeado de paisajes verdes, cristalinos riachuelos, árboles frutales y muchas rosas y flores de todas formas, estaba el “palacio Real” que solo al verlo impactaría a cualquiera, mirar la majestuosidad de sus coloraciones combinado con bordes hechos de oro y diamantes, era una delicia contemplar aquella hermosa edificación que fue construida por la mano de las grandes Elfas del mundo antiguo de Aradia.
Ahí moraba la “Princesa Nicole”, una noble mujer de gran elegancia y un estilo delicado, con unos brillantes ojos violetas y su vestimenta real, estaba en su trono junto con su querida hija “Padme” que así mismo como su madre, portaba un notable aire de elegancia y hermosura, digna de sus antecesoras con unos vestidos rojo y púrpura que la distinguía sobre todas las demás damiselas.
Junto con su poderoso ejército estaban preparadas para la invasión. La Princesa contaba con el apoyo del poderoso guerrero “Frank” y sus mercenarios, y por otro lado estaba Gondor reuniendo a sus ejércitos por el lado sur de Aradia.
-Hija mía (Princesa Nicole)
-Ve por Frank y sus mercenarios para que lleguen a custodiarnos en las afueras del palacio.
-El terrible general Phantom está a punto de invadir nuestras tierras y necesitamos al más poderoso guerrero entre los mortales.
-Si amada madre, voy por él hasta que llegue la ayuda de Gondor por el lado sur.
-Hija yo voy a preparar a tu ejército para que se pongan a la guardia y estén aguardando en los límites de nuestra querida tierra de “Norbel”.
-Yo iré en estos momentos donde está Frank y los suyos para traerlos lo más pronto posible a las afueras del palacio.
La guerrera Padme fue a darles el encuentro en las fronteras de Norbel, ellos la aguardaban hasta que llegara y juntos se dirigirían a la entrada del palacio Real.
La Princesa estaba esperando por ellos y desde lejos los vio llegar.
-Aquí he traído a Frank y sus escoltas madre mía.
Frank era bien parecido, de baja estatura, pero proporcionado. El ejercicio militar constante y la afición a la caza lo habían dotado de una musculatura atlética. Tenía el rostro bien cuidado y, debido a las innumerables batallas, la piel cubierta de cicatrices. De pelo n***o ondulado, se peinaba con raya al medio y la cabellera echada hacia atrás.
-Frank (dijo la Princesa Nicole)
-Si salimos victoriosos de esta Gran Guerra, volverás al palacio y quedarás indultado de todas tus anteriores faltas, además serás bien recompensando.
-Me siento deseoso de volver a enfrentar a ese mal nacido del general de Phantom, aquella vez que peleamos estuve a punto de derrotarlo hasta que vino uno de sus capitanes y lo rescató.
-¡Juro! que esta vez lo venceré y lo destruiré.
-Que así sea poderoso y gran guerrero Frank.
-¡Salve mi Princesa!, en estos momentos voy a las afueras del palacio junto con mis poderosos guerreros.
En el lado sur de Aradia por el valle de “Norfer”, estaba el semi-dios “Gondor” hijo del Rey de los Dioses “Luciel” y la legendaria guerrera mortal “Bryinhildr”.
Él era alto en estatura con un divino semblante, ojos negros-gris, sus cabellos largos negros que llegaban hasta la cintura y una mirada que proyectaba mucha nobleza, vestía una armadura negra con incrustaciones de diamantes y zafiros, tenía en una de sus manos la gran espada “Tenseiga” y en su otra mano el escudo “Forgan” forjada por la manos de un dios.
Estaba junto con miles de miles de espadachines y arqueros para esperar los ataques del mortífero Phantom, mientras tanto estaba escondiendo a todos los pobladores de las ciudades en una base subterránea donde podrían aguardar hasta que estuviesen fuera de peligro.
Niños, niñas, mujeres con bebes en brazos y algunas de las más hermosas elfas que convivían en las ciudades de los hombres, fueron al lugar de refugio.
El ambiente era lleno de terror, angustia y temor, ya que las legiones de Phantom iban a arrasar con todo, y especialmente a secuestrar a las doncellas elfas para cometer con ellas sus más abominables profanaciones.
“Victorique” estaba también con Gondor, la científica que le proveyó muchos aparatos tecnológicos y espaciales, ella con un rostro amable y siempre sonriente estaba con su clásica vestidura blanca, sus cabellos celestes estaban recogidos y en sus manos, portaba tableros para dar órdenes a sus pequeños robots que esperaban para el combate.
-Victorique, ¿vienes trayendo a “Arturi”? Dijo Gondor.
-Si Gondor, él junto con los mini-roids está listos para ayudarte en todo lo que necesites.
-Gracias Victorique, ¿te puedo encomendar un gran favor mientras yo alistó a mi ejército?
-Dime Gondor, ¿en qué te puedo ayudar?
-Ve con algunos de mis más leales arqueros y espadachines a guiar al refugio subterráneo a todas las mujeres con sus hijos, especialmente a las elfas que son del mundo de mi querida Elentari, esas sucias hordas de Phantom las quieren profanar a como dé lugar.
-Eso jamás lo permitiré, ellas han sido como hermanas para mí y las tengo en gran estima.
-En este mismo instante voy por ellas mi querido Gondor, cuando llegue para allá te comunico por vía holográfica para mostrarte que todas quedarán bien protegidas.
Todo esto se estaba dando en el mundo de Aradia, en el espacio las cosas eran aún más complicadas, desde las estrellas oscuras por los bordes de la Galaxia Andrómeda, un lugar donde solo moran las sombras y los poderes de las tinieblas, ahí se encontraba el planetoide rojo llamado “el satélite de la muerte”, los dos seres más abominables de la creación estaban por llegar a Aradia.
“Lord Nazgul” el hermano menor de Luciel que en un principio era un ser lleno de bondad y luz, pero que con el tiempo su corazón se corrompería por la avaricia, entró en rebelión y ahora era un ser tenebroso con un aspecto que producía terror, su voz era como la de un trueno, su mirada era de la muerte.
Vestido con su armadura negra, con su espada de dos filos y un escudo hecho de coralina, dialogaba desde su “Gran Trono n***o” y rodeado de lúgubres espectros de las oscuridad, con su más mortífero guerrero, el abominable “Mordor”, el aspecto de tal ser era el de una bestia, parecido a la de un dragón con algunas refacciones hechas con metales debido a una batalla muy antigua donde Gondor le causó graves heridas. Estaba ahí a la diestra de su señor con una armadura color gris y un látigo de fuego que solo con verlo, al más valiente guerrero lo haría temblar de miedo.
4.000.000 millones de alienígenas llevaban consigo, miles de naves espaciales y cuatro inmensas naves interestelares armadas con cañones de rayos gama y láser.
Estos alienígenas eran guerreros de tres planetas donde gobernaba el caos y la maldad, algunos tenían rostros en forma de pulpos con cuerpos humanoides y unas inmensas garras que lo cortaban todo, otros tenían la forma de escorpiones con unas armas desconocidas en Aradia que eran capaces de desintegrar a cualquier ser en tan solo unos segundos. Y los últimos alienígenas físicamente se parecían a reptiles con una gran estatura y que provocaban nauseas en solo verlos, su olor era a putrefacción.
-Mi Lord, he reunido a grandes legiones de tres razas de los planetas Venjor, Dutan y Nerbal. Ellos son diestros en guerra y experimentados en batallas espaciales. Tenemos muchas naves con armas gama y láser.
-Este inmenso ejercito es mucho más grande del que tuvimos haces 3.000 atrás donde fuimos derrotados por tu hermano Luciel, su hijo Gondor y la diosa Lúthien.
-Mordor, he esperado 3.000 años desde que nos encerraron en los abismos galácticos para realizar mi venganza, esta vez no voy a perder y destruiré a Gondor teniendo su cabeza como mi trofeo de guerra, luego derrocaré a mi hermano para sentarme en el Gran Trono y finamente regirlo todo en un Reino de maldad y oscuridad.
-Nosotros iremos en el satélite de la muerte y con nuestro armamento hiperespacial, atacaremos desde las afueras de Aradia, Mordor.
-Ahí está el general Phantom esperando por mi señal para que invada Aradia desde adentro y acabé con todo, incluyendo el palacio de la Princesa Nicole.
Pero también desde el hermoso mundo de “Arcoluz”, quizá el lugar más divino de todos los reinos de la creación, que por pedido del Rey de los dioses Luciel, “Elentari” la Reina de las Elfas haría la guerra desde los cielos en contra de Lord Nazgul y Mordor.
Ella era la más hermosa, sabia y noble no solo entre las Elfas sino también entre las mortales. Su rostro irradiaba luz pura, ojos azules, cabello rubio lacio y una mirada que proyectaba paz. Vestida con una túnica celeste-blanco y una corona hecha de los piedras más preciosas del mundo de Arcoluz, se dirigía a las afueras del mundo de Aradia en una nave nodriza que albergaba cientos de miles de elfas, dos naves estelares y miles de naves espaciales, sería toda la ayuda que ella enviaría para el combate final.
Era el momento del Apocalipsis y mirando a los cielos, millones de personas del mundo de Aradia observaban como una inmensa estrella roja se acercaba cada vez más.
Los gritos de los moradores de todas las tierras eran indescriptibles.
Muchos gritaban que era el fin de los tiempos, otros que su fin había llegado y otros se escondían en las montañas y muchos refugios.
La Gran Guerra estaba a punto de estallar, el general Phantom estaba listo por las tierras del sur para invadirlas y luego ir al palacio Real, por el norte el capitán Azam junto con sus tropas avanzaban lentamente.
Padme junto con su ejército estaban en las fronteras de Norbel esperando el ataque. Frank y los suyos por su lado estaban listos en las afueras del palacio y adentro los 100 robots de la realeza acompañando a la Princesa Nicole.
Gondor desplegaba sus ejércitos en las ciudades del valle de Norfer, esperando la llegada por el sur por parte de Phantom y por el lado norte del capitán Azam.