When you visit our website, if you give your consent, we will use cookies to allow us to collect data for aggregated statistics to improve our service and remember your choice for future visits. Cookie Policy & Privacy Policy
Dear Reader, we use the permissions associated with cookies to keep our website running smoothly and to provide you with personalized content that better meets your needs and ensure the best reading experience. At any time, you can change your permissions for the cookie settings below.
If you would like to learn more about our Cookie, you can click on Privacy Policy.
La neblina cubre todo frente a mí mis pies, camino adivinando cada uno de mis pasos y sin saber si habrá un abismo, un charco o simplemente más camino, toda la neblina extensa es como atravesar nubes de algodón espeso, trato de dar un par de pasos más, pero me es imposible, sujeto a mis pies con tanta fuerza que empiezan a doler y al bajar la mirada hay cadenas atadas a mis pies cadenas. ¿Por qué cadenas?, mis manos arden, me duelen, mis ojos arden y duelen, trato de ver más allá de la espesa y maldita neblina, pero no puedo. Quiero moverme y no puedo, ¡papá!, ¡mamá!, ¡ayúdenme! –grito y solamente puedo escuchar El eco de mi voz. Es como si estuviera en un lugar encerrado, ¡mamá ayúdame!, ¡papá, ¿dónde estás?!, insisto, pero nada sucede, ninguno de ellos aparece, estoy sola con mis pies at