Destino un viaje al infierno

Año 1841 Londres Inglaterra, época Victoriana     Caminaba por la calle Knightsbrige y decidí entrar al parque Hyde, un área rodeada por inmensos árboles y plantas de todo tipo, era otoño, el aire frío empezaba a soplar al caer la tarde, las hojas de los árboles caían en el suelo formando una hermosa alfombra de colores cobrizos que con los últimos rayos del sol de la tarde deslumbraba. No me importó la hora, seguí adelante, al fin y al cabo, solo mi padre alcohólico me esperaba en casa, eso sí es que no fue a una taberna.   Me dirigí hacia un gran roble, el cual casi no tenía hojas por la estación del año que atravesábamos; me llamó la atención una figura tallada en el tronco del árbol, o eso creí que era hasta que esa figura semi humana se desprendió de este, asemejaba una mujer con largos cabellos que llegaban a sus pies de color marrón al igual que el tronco del árbol, en sus manos tenía grandes garras y por su espalda se asomaba una cola que terminaba en punta como un aguijón, me aterroricé pero no dejaba de mirar a ese ser de aspecto demoniaco; de pronto escuché una voz a la lejanía —Corre Elena, aléjate de ella, ¡corre! —  Asustada comencé a correr por donde había venido, sin embargo podía escuchar las pisadas de tras de mí y una risa demoniaca que me estremecía, seguí por mi camino a toda velocidad hasta que tropecé con una rama que sobresalía del suelo, me giré rápidamente y el ser demoniaco estaba a solo unos pasos de distancia, un escalofrío me envolvió, el sol se ocultaba rápido dejando el parque en penumbras, el demonio de piel pálida me miraba con sus enormes y completamente negros ojos, se reía y se acercaba —Mira lo que tenemos aquí, una bella señorita que puedo poseer— Decía en voz hueca, yo comencé a rezar, el ser río más fuerte, pero yo no dejaba mi labor sosteniendo el pequeño crucifijo que colgaba de mi cuello mientras estaba de rodillas en el suelo  — ¿Crees que con eso me alejaras niña?, mi trabajo aquí es acabar con toda fe existente, mi lucha es contra ese que se dice tu dios y que mejor forma que destruyendo la humanidad que el tanto ama—  No dije nada ante sus palabras, seguía rezando, de pronto se acercó y me atacó  —Si me rindes lealtad y te conviertes en mi sirvienta te dejaré vivir— El dolor era intenso, me atravesó el estómago con una de sus garras, me sentía arder de adentro hacia afuera mientras la sangre fluía por mi vestido, pero no me deje vencer, no le juraría lealtad a este ser repugnante  —Jamás, jamás seré sirvienta de un ser despreciable como tu— Me miró a los ojos, esa mirada vacía que podía provocar miedo hasta al más valiente de los hombres, movió sus labios susurrando algo que parecía un canto en un idioma desconocido para mí —No te dejes vencer Elena, te ayudaré— Escuché de nuevo la voz a la lejanía, el dolor incrementaba mientras el ser infernal hacia su ritual y de las profundidades aparece una luz cegadora y cálida, de inmediato el demonio me soltó y esa luz habló —Déjala en paz Eshra, esta tierra es sagrada—  —No para mí— Contestó el demonio —Además ¿qué hace una ninfa del bosque ayudando a una humana? —  —No soy cualquier ninfa, yo elijo a quien proteger así que deja a esta niña— Respondió la ninfa de aspecto angelical, cabellos largos color cobre con una corona de ramas y hojas, una larga túnica verde y unas resplandecientes alas que la hacían parecer un ángel. El demonio río y me volvió a atacar en el mismo lugar, pero ahora me lanzó por los aires, lo último que pude ver antes de caer inconsciente por un fuerte golpe que me di fue a la ninfa atacando al demonio.   *********           ***********   —Elena, Elena despierta— Abrí mis ojos perezosamente y me di cuenta de que estaba en mi habitación  — ¿Cómo llegué aquí? — Pregunté algo desconcertada, volteo a mi ventana y recargada en el marco estaba la ninfa, su brillo se estaba apagando, aun así, me observó y sonrió  —Yo te traje, pero no me queda mucho tiempo Elena, soy Azura, ninfa protectora del bosque, pero antes que eso soy un ángel guardián— Mis ojos se pusieron como platos ante semejante comentario, ¿un ángel guardián?, jamás había visto a uno, sentí una fuerte punzada en el estómago, la herida, me percaté de que traía solo mi camisón, de seguro ella me vistió  —Use todo mi poder para quitarte la maldición, pero, Eshra es un demonio poderoso, así que quedo rastro de su sello—  — ¿Qué me sucederá con esto? — pregunte con tono de angustia  —Morirás— Dijo el ángel provocando que me estremeciera y lágrimas salieran  —Pero antes de morir dejaras a un heredero, la maldición pasará hasta que al fin el heredero indicado acabé con Eshra— — ¿No podemos acabar con el ahora? — El ángel negó con su cabeza  —Regresó al inframundo, solo cada ciento setenta y tres años en esta época del año se presenta para poseer personas, así que no podemos hacer nada— —Y ¿cómo lograré quitar esta maldición? Moriré y no dejaré descendencia—  —Te equivocas— contestó el ángel —Morirás, pero aún no, deberás tener a un heredero, parte de mi alma y poder están en ti, los use para salvarte y ahora solo tu sangre podrá derrotar a Eshra de lo contrario, destruirá la humanidad y no solo eso, robará las almas del cielo y las condenará al infierno, así que tienes una misión Elena, es tu destino— Me sorprendí, mi destino era derrotar al demonio o por lo menos uno de mis descendientes deberá hacerlo antes de que Eshra acabe con todo y ardan las almas en el infierno. El ángel se fue desvaneciendo, traté de detenerlo, pero no pude, ahora estaba sola en esto.    *******             *********   Había pasado un año desde ese encuentro, me casé y estoy embarazada, en el lugar donde fui atacada por el demonio tengo un símbolo que pareciese ahora una marca de nacimiento; a diario le pido en mis oraciones a mi Señor, que me dé la fortaleza y que bendiga a mi familia, que nos ayude con nuestro destino.