—Derek me vas odiar, pero contraté a Savannah como mi secretaria—va Albert directamente al grano. —¿Hablas enserio? —se sorprende Derek enseguida. —Si amigo lo siento, vine a decírtelo personalmente, como ayer no fuiste a la empresa. —Estaba en un asunto con mi esposa. —Me imagino, el caso es que Savannah está quebrada y tiene la necesidad del trabajo—justicia su decisión. —Está bien, que la estés ayudando—asienta el buen Derek. —¿No te molesta? —Sí, un poco no te lo voy a negar, tener a Savannah cerca es algo, complicado y también placentero para mí. Albert, a ti no te puedo mentir eres mi mejor amigo, la sigo queriendo. Está hermosísima—expone Derek y sus ojos se iluminan. —Pero, ¿y Leah? —Ya te conté, como se dieron las cosas con ella. A veces creo, que cometí un grave error al