Llega la esperada visita de Eiza a la mansión y Leah, la recibe con mucha alegría: —Amiga bienvenida. —Gracias Leah, estoy muy contenta por lo que me contaste por teléfono. Serás mamá, es una bendición Leah. —Así es Eiza, mi hijo es lo mejor que pudo, haber pasado en la vida. Ahora no estaré sola en el mundo, mi hijo me alienta para seguir adelante. —Qué bueno Leah, te mereces lo mejor—la toma Eiza de las manos. Ingresa Derek a la sala, para saludar a la visita de Leah, súbitamente Eiza se queda estupefacta, ya que Leah, no le advertido que Derek era inválido. —Leah no me diste, que tu esposo es paralítico—musita Eiza al oído de Leah y ella la mira con mesura. —Hola señorita, un placer y bienvenida a la casa—expresa Derek con cortesía. —Gracias señor muy amable—responde Eiza, mira