Al llegar a la oficina de Derek, se topa Leah en el pasillo, que conduce hasta presidencia a Albert, de inmediato agudiza sus sentidos con mirada febril. Musitando, el apuesto caballero mentalmente, lo siguiente, dejando de lado la amistad: «Dios que mujer tan bonita, si la hubiese conocido primero, seguro sería mi esposa» —¿Hola cómo está? —saluda Leah con gentileza. —Hola Leah, mucho formalismo, espero me tutees y me hables con confianza, también seré tu amigo—la toma de la mano y la besa con ligereza, Leah de inmediato se enrojece. —Voy a ver a Derek, hasta pronto—se zafa de su lado con nerviosismo. Entra a la oficina y cierra la puerta, con mucha suavidad notando a Derek algo distraído. —Hola. —Hola querida, tú por aquí, que sorpresa. —Te molesto. —No para nada y cuéntame,