LITA No puedo ver su rostro, pero una mujer me abraza contra su pecho. —Sé fuerte mi niña —me dice —no es justo que cargues con ese destino, pero esto es todo lo que puedo hacer por ti —su voz denota angustia y puedo sentir como sus lágrimas ruedan a mi cabeza. La mujer se aleja de la yo de 8 años y extiende pergaminos detrás de cada una de las cuatro rocas, acto seguido inicia a cantar. Su canto es triste, pero con augurios de esperanza, en ese momento el suelo empieza a brillar y siento que soy elevaba mientras la luz me atraviesa. —Ten una buena vida mi niña, sé feliz —dice la mujer con el rostro húmedo. No había terminado la frase, cuando aparecieron detrás de ella varios seres con túnicas oscuras, quienes al observar la escena, gritan con ira. Dos de ellos, toman forma de lob