Sean Hyland afiló sus ojos, volviéndolos pequeños, sintió que le faltaba el aliento, apenas entró, la buscó por todo el lugar con una mirada casi sagaz, y de pronto la vio ahí, bailando, atrapada en los brazos de ese hombre, Hyland sintió algo que solo una vez sintió, fue como un miedo indescriptible, pero ahora, en lugar de la tristeza que le había embargado aquella vez, ahora sintió una rabia incontenible, no era decepción, era furia, era locura, era un deseo arrebatador de ir a recuperar a esa mujer, y arrancarla de los brazos de ese hombre, cuanto antes. Orson permaneció dos pasos atrás, y cuando miró lo que su primo veía, agachó la mirada, ya se imaginaba que el contrato quedaría cancelado, que el divorcio sería inmediato, Orson contuvo todo su aliento. Sean caminó hacia ella, y por