Por la noche, Lynda se esforzó por la cena frente a la fogata, prepararon una comida deliciosa, y comieron bombones asados. —Merybeth, dinos, ¿Qué es lo que más te enamoró de mi sobrino? Merybeth sintió que se ponía de mil colores, miró a Sean, y sintió algo de temor de fallar —¡Todo de él me ha enamorado! —Imposible, siempre hay algo que nos enloquece del amor de nuestra vida. Merybeth sonrió. —Bueno, sí, claro, pues… —ella tragó saliva y sintió que su mente se quedó en blanco total, ella no sabía que decir, nada se le ocurría por primera vez, y cuando Sean miró sus ojos, supo que ella estaba perdida, todas las miradas estaban sobre ellos, y él sintió algo de temor. —Creo que mi hermosa esposa necesita recordar mis cualidades —dijo Sean Hyland, de pronto tomó el rostro de Merybet