—Sí, aunque te cuesta más trabajo decirlo, soy la señora Hyland ahora —espetó Merybeth con la mirada severa —Lo siento mucho, pero el señor Hyland no va a recibirlo, él está muy ocupado con unos clientes, manda a decir que se retire, además comentó que, si lo busca por el motivo personal, el señor Hyland dice que mande a traer a su abogado, porque no hablará con usted en persona —dijo la recepcionista—. Si es todo lo que necesita, le pido que se vaya, por favor. Merybeth esbozó una sonrisa, y alzó las cejas con señal de triunfo —Además de ser un idiota, tu esposo también es un cobarde —dijo Joe Carson con coraje Merybeth se acercó un paso a él y le miró con furia —Aquí el único cobarde eres tú, Joe Carson, y todos lo saben, así que no hables mal de mi marido, porque no lo permitiré