CAPÍTULO DIECINUEVE Gwen, que le había pasado el bebé a Illepra, se arrodilló en la cubierta del barco al lado de Argon, posando una dulce mano sobre su muñeca. Estaba fría al tacto, como había estado siempre desde que salieron de viaje y él todavía estaba en la posición en la que lo había dejado. A Gwen se le rompía el corazón al verlo así, recostado sobre su espalda, parecía tan frágil, tan débil, sus ojos se movían debajo de sus párpados como si estuviera viviendo un sueño, en algún otro mundo. «Argon, ¿estás ahí?» preguntó. «Vuelve a mi». Él no respondió; ni siquiera vaciló. Gwen sentía que una parte de Thor todavía estaba con ella, pero que otra parte estaba muy lejos. Se preguntaba si alguna vez volvería a ella. Había dado mucho de él mismo para que todos sobrevivieran y Gwen se s
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