CAMERON
Nadie la quería, ni su propio padre y yo me aproveché de eso.
Sus ojos oscuros permanecían fijos en su comida, con la cara baja y con las misma actitud de siempre; sumisa. Su belleza era exótica, pero lo que más me llamaba de ella, era su jodida inocencia.
Los Black celebraban el día de hoy su cumpleaños número dieciocho, pero por la cara que tenía ahora mismo ella, podía darme cuenta que no estaba cómoda con la presencia de Steven.
El temperamento fuerte de mi padre, y la sensibilidad de ella, hacían que su relación no fuera buena.
— Tu madre quiere verte, bella— Le escuche decir a Steven. Estudie las reacciones de bella, sus ojos brillaron con ilusión.
— No me aparece apropiado. Annie ya no tiene cavidad en la vida de tu hija, Steven— Mi madre intervino, metiendo su maldita lengua de víbora. Los dos eran tal para cual; Una basura.
El brillo en los ojos de ella, se fue tan rápido como apareció. Apreté mi mano en un puño, nadie podía herirla, nadie. Solo yo. Y aún así, me cuestionaría y dudaría a la hora de hacerlo.
—¿Podría ir a verla, padre? — Sus delicadas manos se apoyaron sobre la mesa— Su estado de salud a empeorado, yo ... quisiera verla– Lo último lo susurro.
— No — Anna dijo con seriedad— No te has ganado el permiso de poder salir— Bebí de la cerveza tratando de ser paciente con mi madre. La ansiedad de querer envolver mis manos al rededor de su cuello y matarla, me carcomía el pecho. Anna no merecía nada más que morir. Ella no era una buena madre. Jamás olvidaré el día que trato de quitarle la vida a bella cuando aún era una recién nacida, por culpa de sus celos patéticos.
— Y no creo que se lo gane. ¿No les había dicho qué hay un rumor en la preparatoria de que mi quería hermanita se metió con unos de sus compañeros? — Mi cuerpo se tenso, pero por el brillo furioso de crueldad en los ojos de Andrew, supe que mentía. Mire a bella, había abierto su boca horrorizada.
Defiéndete, maldita sea, defiéndete
Pero como siempre, se quedó callada mirando sus manos con los ojos llorosos.
— Es cierto, también lo escuche — Alice dijo sonriendo como un ángel que no lastimaba a nadie. Una mosca muerta. Todos los Black eran una mierda de personas, comenzando por el líder.
— No quiero escuchar tus malditos sollozos— Murmuro mi padre arrastrando cada palabra con asco— Deja de abrirle las piernas a cualquier, eres igual a tu madre— Sus palabras la estaban lastimando.
— Solo son rumores— Dije con desinterés. Los ojos de mi madre cayeron sobre mi con furia— Los rumores vienen y van, pero a ciencia cierta no sabemos si son verdad.
—¿La defiendes?— Su voz tenía incredulidad. No respondí a su pregunta, ni pensaba hacerlo. Lo que pensarán mis padres, me daba igual—¿La defiendes, Cameron?
—¿No es bastante extraño eso? ¿Cameron defendiendo a alguien? Eso es bastante curioso— La voz quisquillosa del idiota de Andrew me sacó migraña. Sentía la mirada acusadora y analítica de mi padre sobre mi.
Sonreí con maldad — Duerme con el pestillo en tu puerta— Me incline sobre la mesa para mirarlo fijamente, y como ya lo sabía, se sintió intimidado — No queremos tragedias en esta familia.
—¿Eso es una amenaza? — Supe que había caído en mis redes al verlo tragar saliva.
— No juegues conmigo, Andrew — Le susurre entre dientes sin apartar la mirada— Créeme que no me dolería tu muerte — Ni la de nadie de esta familia— Te asesinaría con mucho gusto— Sonriendo, volví a mi posición y busqué la comodidad.
Dejé de mirarlo al notar otros par de ojos sobre mi. Bella me miraba con nerviosismo, desvió la mirada y noté el ligero rubor en sus mejillas. Se había sonrojado tan solo por que nuestras miradas habían chocado. Mi madre no lo pasó desapercibido.
—¿Por que te sonrojas? — Casi ladró— ¡Son hermanos, bella!— Rodé los ojos fastidiado. Para mi no era mi hermana, bella significa mi mundo sucio. Mi familia estaría horrorizada si pudieran saber lo que pienso cuando se trata de ella.
La quería de rodillas, con las manos por detrás de su espalda, sus ojos vendados , y sus labios rojos abiertos para cubrir con su saliva mi polla.
La viva imagen envió sangre directo a mi m*****o.
Pero sobre todas las cosas; Quería su maldita lealtad, nadie, jodidamente nadie, solo yo. Quería que me mirara como un cachorro mira a su dueño.
—Lo siento— Susurro apenada.
— Ve a tu habitación— Mi madre ladró mirándola con odio. Para nadie en esta familia era un secreto que la señora Black detestaba, odiaba y despreciaba a su hijastra, por el simple hecho de que bella fue fruto de una infidelidad.
Ella obedeció. Ni en su jodido cumpleaños puede tener un día de paz. Y como la perra de Alice, era eso; una perra, "Accidentalmente" dejó caer su zumo sobre ella.
—¡Oh! , ¡perdón! — Respire tratando de no sacar maldiciones a su persona— Fue un accidente.
— No hay problema— Susurro dándose la vuelta , marchándose.
— Te prohíbo que te acerques a ella— La voz de mi madre estaba cargada de veneno.
—¿Me prohíbes?— Me reí con sarcasmo— ¿Cuantos años crees que tengo? Yo no soy el idiota de Andrew para obedecerte— Bebí un poco de la cerveza, me levante con ella en mano echando atrás la silla sin importarme la mirada de desaprobación de mis padres.
Me acerqué con mucha intención a hacia mi hermana y sin remordimiento y sin pena, vacíe el contenido en su cabello.
—¡Oh, perdón! — Imite su voz burlándome— Fue un accidente— Me lanzó una mirada de muerte, y comenzó a llorar y hacer drama como ella solo sabía hacerlo. Ofrézcanle un maldito papel de actriz y los dejara con la boca abierta.
— ¿A donde vas? — Su voz chillona era lo peor que podía escuchar. La odiaba, en serio que si. Anna se ganaba mi odio con tan solo respirar.
— Lejos de la mierda— Me reí en mis adentros al escucharla alterarse y gritar barbaridades. Me aleje dispuesto a ir a su habitación.
Abrí la puerta tratando de no ser muy ruidoso. El ruido de la ducha me hizo darme cuanta que estaba tomando un baño. Me apoye sobre la puerta del baño para escuchar, sus sollozos llenos de tristeza me hicieron cerrar los ojos. Ella no lo merecía, no merecía el dolor.
Abrí la puerta para encontrarla de espaldas, la lluvia artificial mojaba su cabello y su cuerpo entero. Bella siempre había tenido un cuerpo que te dejaba idiota, pero verla desnuda... eso te mataba.
Me quede mirando su estrecha cintura hasta la curva de sus anchas caderas. Sintió mi presencia, giro , sus ojos se abrieron con dos claras emociones; horror y sorpresa.
Sus senos, oh Belcebú. Mis manos eran grandes, pero no abarcarían sus fantásticas tetas.
—C-Cameron— Rápidamente tapó con un brazo sus senos y el otro fue a parar a su coño—¿Que haces aquí?— Sus mejillas se sonrojaron fuertemente. Me acerqué , a lo cual ella retrocedió— Tienes que salir, ellos vendrán y te verán— Sonreí negando, nadie vendrá.
— Te daré tu regalo— Sus ojos brillaron con emoción— Y sé que te gustará— Mordió su labio y asintió— No te cubras, abre tus piernas y no grites — Ella obedeció, hizo aún lado sus brazos para dejarme ver su desnudes completa. Separo sus piernas tímidamente, me arrodillé importándome poco el agua, pase mis manos por sus caderas maravillándome con la suavidad de su piel. Toque sus labios vaginales dejándome ver esa bolita ya hinchada— Estas excitaba— Afirme mirando sus ojos y nariz que estaba rojizos a causa del llanto.
—N-No — Tartamudeó con vergüenza. Pase mi lengua por su clítoris sacándole un jadeo. Comencé el oral con lentitud tratando de memorizar el sabor de su coño para después meter un dedo en su intimidad. Era estrecha, demonios, era demasiado estrecha.
—Eres virgen — Hablé seguro. Sus mejillas se enfurecieron aún más.
—Sabes que si ...— No la dejé terminar, sumergí mi cabeza entre sus muslos y comencé mi trabajo con el único objetivo en mente; hacerla disfrutar y que olvidara por un rato la mierda de vida que tenía. Sus muslos se tensaron, sus manos fueron a parar a mi cabello sujetándolo con fuerza. Sus jadeos tímidos eran lo mejor que podía escuchar. Bella llegó al orgasmo con fuerza, sus ojos se pusieron en blanco y gimió mi nombre.
— Eso fue... increíble— Murmuro jadeando, casi sin voz. Libere mi m*****o del pantalón para comenzar a tocarme sin dejar de mirarla—¿Quieres meterlo? — Casi gruñí con esas palabras. ¿Que si quería? Mataría por enterrarme hasta las bolas en ella— Solo ve despacio— Levante una de sus piernas dejándola enganchada en mi brazo, guié mi m*****o sobre la entrada de su coño , estaba húmeda, pero no creí que estuviera lista para recibirme— Ve despacio, Cameron — Volvió a repetir cuando vio la duda en mi rostro— Tome una respiración profunda y comencé a entrar. Apreté los dientes sintiendo sus paredes abrazar, casi asfixiando mi polla.
— Joder — Murmuré apretando su muslo con fuerza. Las ganas de sumergirme en ella con rapidez , me cegaban, pero la lastimaría. Sus uñas se clavaron en mi espalda cuando llegue profundo.
— Espera, por favor— Sus ojos se cerraron, las muecas de dolor en su rostro me obligaron a quedarme quieto. Bese su frente y recargue la mía con la suya.
Los minutos pasaron y comencé a tocar su clítoris jugando con el. Comencé a entrar y salir sin acceder me .
— Más rápido— Me di cuenta que en el interior de bella había fuego, no le gustaba las caricias tiernas, ni los movimientos suaves. Ella lo quería duro y crudo— Necesito más rapidez— Le di lo que pidió, sintiendo como sus paredes se aferraron a mi más de lo normal, casi succionándome y sin permiso de salir. Los espasmos de ella, liberaron mi orgasmo , orgasmo que me dijo estático y gruñendo. Me enterré en ella, llenándola.
— Gracias — Susurro cuando terminamos
— ¿Por que? — Su rostro quedó en mi pecho.
— Por defenderme — Dejé un beso en su cabello maravillándome con ella.
—Eres mi Dahlia bañada en amor
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