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2317 Words
Bella Podía sentir su mirada gris sobre mí, sobre mi cuerpo. La intensidad que desprendía era tanta que asfixiaba, te sometía y te hacia sentir el ser mas insignificante del mundo. La cosa mas asquerosa que pudiera existir. Por lo tanto, nunca comprenderé por que se fijó en mí. Sentado, a mi lado, en su esquina favorita de la habitación, me observaba como un acosador mira fijamente a su presa; esperando el momento en que la presa se confíe para comérsela de un solo bocado. Alec era fanático de los tatuajes, no por que le gustara la tinta sobre su piel; le gustaba sentir el dolor que provocaba la aguja al clavarse en la piel. Maldito enfermo. Por eso mismo una de sus putas se encontraba arrodillada desnuda, a sus pies, sosteniendo la máquina para tatuar y haciendo uno en su mano apoyada en el mueble. - ¿Sabías que se la folla todas las noches? -Hablo con voz ronca y muy bajo; como si fuese un sucio secreto para los dos, sin contar la presencia de la mujer. Confundida con sus palabras, trague saliva reacomodando mi postura en la cama. Pegando mi espalda en la cabecera de la cama. Lo mire sin emociones. -No se de que hablas- Susurre. Su risa ronca siempre causaba escalofríos en mi espalda baja. .-Sabes muy a lo que me refiero- Se le oscurecieron los ojos- Te causa dolor saber que Cameron se folla a su esposa cada que quiere- Mis uñas se clavaron sobre mi piel sensible- Al final, Bella, aun que te duela reconocerlo solo fuiste su juguete esa noche donde le entregaste algo que era mío. - ¿Crees que me interesa? -Mis ojos se nublaron con lágrimas- Hace no más de dos semanas asesinaste a mi madre y me vienes a decir eso? ¿crees que acaso me interesa ese hijo de puta? – La ansiedad azotaba mi corazón contra mi pecho con rapidez, incluso respirar se volvía pesado. -Yo solo adelante su muerte, de todos modos, esa anciana más temprano que tarde moriría- Sus palabras ardían en mi pecho, el solo clavaba su cuchillo sobre mi corazón, una y otra vez. El ataque de ansiedad llego, mis pulmones se cerraron y no permitieron el paso de aire, sentía que mi corazón se saldría de mi pecho y el pensamiento que azotaba a mi mente era “voy a morir”- En cuanto a Cameron, le hare lo mismo, y al final te lo hare a ti. -Esta teniendo un ataque de pánico, Señor-Escuche a la mujer. -Solo quiere llamar la atención- Ojalá fuera así. Sentí una mano en mi espalda baja- Respira- Hablo con voz baja y me miro con ojos compasivos, con su mano dio delicadas palmadas sobre mi- Deja que el aire entre a tus pulmones, y ralentiza tu corazón, puedes hacerlo- Tal vez fue el amor en sus palabras, o solo fue la amabilidad en su voz que funciono. Después de recibir maltrato, golpes, y dolor, unas gotas de amabilidad y empatía pueden hacer la diferencia. -Lárgate, nadie necesita tu mierda de empatía - Vi como la tomo del cabello y la arrastro fuera de la habitación. Me quede congelada en mi lugar mirando la escena, mordiéndome el labio inferior tratando de reprimir el llanto. Cuando regreso, su pecho se inflo y las venas que se asomaban en su cuello dejaban en claro que estaba furioso. - ¿Te afecta tanto que ese imbécil se la folle, que te pones así? – Lo malinterpreto, trate de decirle que no era así, pero no pasaron ni dos segundos y ya lo tenia sobre mi- Responde- su mano se encerró en mi cuello, amaneándome con la mandíbula a punto de estallarle pregunto- ¡Responde! – Negue ya con las lagrimas bajando por mis mejillas- No te creo ni una mierda- Llore aun mas cuando rasgo mi camisón, quitándolo de su camino. Escuche el sonido de su cierre y grite al sentir la primera embestida; no fue suave, nunca lo era, pero esta vez el verdadero monstruo ocupaba su lugar, no le importaba dañarme, solo pensaba en su liberación y en el placer obtenido. Su juicio se nublaba y se cegaba. Este hombre me generaba un temor horrible, el miedo se incrustaba en mis huesos, así que con la faceta del monstruo simplemente era mejor reprimir mi llanto y solo permanecer quieta, muy quieta, solo dejarlo… Escuche su gruñido de satisfacción y odie profundamente la mordida que dejo en mi cuello. Pero aun así guarde mi llanto en lo más profundo de mí. -No te limpies- Dijo cuando salió de mí. Algunos meses pasaron, y nada cambio; seguí soportando los abusos de ese hombre. El dolor, la humillación y todo lo malo que solo me brindaba. Todo eso mientras pasaba la estación de invierno, hasta llegar a verano. Algunas veces pensaba en escapar, huir lejos y después simplemente arrojarme de un edificio, de esos lo suficientemente altos para tocar el cielo; al menos así estaría a tan solo una distancia de ese azul. Pero el miedo me ganaba, sabía que titubearía porque era una cobarde hasta para morir. Así que solo me quedaba sentada rogando que alguien me sacara de este infierno. Mañana se celebraría el cumpleaños de mi madrastra, y pidió, no, ordeno mi presencia en su celebración. No es que le importara verme, Cameron estaría ahí y ella como lo malvada que es, quería que observara como su precioso hijo era feliz con otra mujer. Como siempre en la cena, Alec ordena a su personal que nos dejen solos cuando finalmente sirven la cena. Carne, pure de papa y algunas verduras salteadas, todos los malditos días, controla mi dieta para que no baje de peso; No es que le importe, simplemente quiere seguir disfrutando de mis atributos. - ¿Quieres obsequiarle algo? - Alec pregunto con aburrimiento, mirándome como siempre; con esa intensidad depredadora en sus ojos grises. Negue mirando mi plato. ¿Por qué le regalaría algo a la mujer que arruino mi vida? Si ella fue la responsable del porque me encuentro aquí. La odio, la aborrezco y la desprecio tanto como lo que siento por Westerman. Brinque cuando su puño se estrello con brutalidad sobre la mesa caoba- L-lo siento, lo siento- Susurre con voz temblorosa. No le gustaba cuando me perdía en mis pensamientos, él quería todo de mí, absolutamente todo. -Tu jodida atención es mía cuando yo este a solas contigo, ¿cuántas veces tengo que repetirlo? – Se levanto de su asiento, y con una mano mando a volar mi plato y todos los recipientes que estuvieran estorbando en su camino, con fuerza me obligo a inclinarme sobre la mesa, mi mejilla se manchó con el líquido del vino derramado y mis labios no pudieron temblar más… -Alec, lo siento- Cerré mis ojos con fuerza al sentir su primera embestida, seguido de la segunda con la misma brutalidad que la primera, pero esta vez su mano viajo a mi parte baja, tocando mi clítoris – N-no- Sentí el cosquilleo cuando comenzó a masajear. Solté un suspiro y me quedé helada en el momento que me di cuenta que comenzaba a disfrutarlo. Ralentizo sus empujones tocando ese punto que te hacia gemir o jadear, confundida por la sensación tome su mano que seguía tocando esa zona y lo aprete contra mí, Alec perdió el control y sus embestidas tomaron rapidez y fuerza. El placer mundano podía cegarte, podía hacerte olvidar quien era el enemigo y podía hacer que tus ojos giraran a todos lados y no centrarse. La enorme bola de fuego y el cosquilleo era tan alucinante que estaba apunto de desmayarme, pero se detuvo y casi lloro por la perdida de su m*****o masculino, me giro sobre la mesa y colocando mis piernas sobre sus hombros, se adentro en mi coño adolorido, suplicando atención. Apretó mis pechos al inclinarse en un ángulo que me hizo jadear, y no bastaba, su polla tocaba mi cuello uterino, dolía, pero había cierto placer. Me tense, el se dio cuenta, y aun así no se detuvo. ¿Porque lo haría? -Dámelo – Ordeno con voz ronca, tan ronca que la escuché atractiva- Dámelo, Bella- Se lo di, mi orgasmo fue tan alucinante que mi visión fallo, y vi las estrellitas en mi campo de visión. Mi coño sufrió de intensos espasmos y se aferro a su polla con fuerza, mi orgasmo desencadeno el suyo y su semen caliente fue como medicina para mis sensibles paredes. Todo el mundo lucio tan “clase alta” en esta celebración, las mujeres presumían sus joyas y caros vestidos, mientras que los hombres iban por ahí pavoneándose mientras se vanagloriaban a sí mismos hablando de su sucio poder y asociaciones. Todo estaba conectado, las personas no estaban aquí por la anfitriona, estaban aquí porque sabían que Alec Westerman, nuero de la mujer, estaría aquí celebrando. Había una pirámide en el bajo mundo, y lamentablemente el, estaba por encima de todos. -Míralos- La voz ronca de Alec en mi oído me saco de mi exploración del panorama- Mira cómo se arrastran como sabandijas por un poco de mi atención- No mentía y eso era lo peor. - ¿Por qué estamos aquí? - Pregunte incomoda, no solo por la situación. Me había obligado a usar un vestido demasiado ajustado, incluso me costaba respirar, lo ajusto lo suficiente para que las tetas sobresalieran. Me etiqueto como “Zorra” fácilmente. -Por que quiero que veas algo- Su mano se acerco a mi rostro, por miedo e impulso cerré los ojos esperando dolor, no llego el golpe, en cambio sentí la sutileza de sus dedos en mi mejilla. Estaba apartando un mechón de cabello- Tranquila, niña – Asentí. -Alec- Incluso la molesta voz de mi madrastra no fue capaz de distraer a la atención de Alec que tenía sobre mi – Siempre es un gusto verte- No me ofendí, era mejor si yo no estaba en su mente, incluso en su boca- ¿Te sirven bien? ¿Estas disfrutando el ambiente? – Aparentaba desinterés , pero por dentro quería la aprobación de él. Alec bebió primero de su whisky para después mirar a su alrededor con aburrimiento. -El día que Bella cumpla los cuarenta y cinco años, le hare algo mucho mejor que esta mierda de fiesta tuya- Espero no esta a su lado para entonces. Con casi veinte años ya siento que me va a matar, no quiero imaginar mas años con el. —Por supuesto— La irritación no pasó desapercibida en su voz— Nuestra familia quiere saber cuando tendremos a un nuevo m*****o— Me tense, la nueva conversación no me gustaba para nada — Sus hijos sin duda alguna serían atractivos , ¿No lo crees, Bella? — No hable, sabia que mi voz saldría temblorosa. El tema era delicado para mi, extremadamente delicado. Tener hijos con Alec no me traería nada bueno, y había tenido suerte por que él me permitía usar la inyección cada trimestre, si no fuera por eso…— Quien sabe, tal vez y en un futuro puedan formar una unión con unos de los futuros hijos de Cameron—Mordí mi labio con ansiedad, pero rápidamente lo libere al sentir los ojos de Alec sobre mi, atento a cada reacción mía— Oh mira, al fin llegaron— Vi como su mirada se oscureció de maldad, como la satisfacción brillo en sus ojos— Ya se habían tardado— Anna se fue casi corriendo a recibirlo… sabía que era él. Cameron Solo una vez, una vez y déjalo ser —Míralo — Alec ordeno con voz pasiva, demasiado tranquila— Míralo— Cerré mis ojos un momento suspirando, temblorosa gire mi rostro para verlo entrar. Tal vez era esa oscuridad en él , lo que hacía que estuviera enamorada. Mi corazón se aceleró, las mariposas en mi estómago me hicieron suspirar ruidosamente, mi respiración se acelero y la picazón en mis manos se hizo presente, pero todos esos síntomas se desplomaron al verlo entrar con su acompañante… su esposa. La bonita pelirroja con ojos verdes que colgaba de su brazo luciendo más enamorada que yo. Y él, él ni si quiera la apartaba, era como si su contacto con ella le agradara. ¿Acaso la amaba? Todas esas promesas que me hizo, sus palabras de aliento , su oscura obsesión por mi, ¿no significaron nada? —Cameron prefirió el poder antes que a ti— Susurro maquiavélicamente detrás de mi, abrazando mi cuerpo —¿Lo sabias?— Su risita ronca me nubló los ojos—¿Por qué se casaría contigo? ¿Por qué te elegiría? No tienes nada, Bella, nada que ofrecerle para llegar a la cima del mundo— Mis manos se aferraron a sus antebrazos, necesitaba un apoyo o me caería— Solo fuiste un momento para él, pero ella— Refiriéndose a la pelirroja — Ella será todo para él— Su mentón se recargo en mi hombro desnudo. Y fue entonces que ese par de ojos oscuros cayeron sobre nosotros, sobre mí. Mi alma tembló, y se quebró. Porque Alec tenia razón— Dámelo a mi— Beso mi hombro con delicadeza— Dame tu corazón , entrégame tu alma y te tratare como una reina— No vi reacciones en su rostro, claramente a Cameron no le importaba que estuviera en las manos del monstruo—No lo necesitas a él— La pelirroja miro a Cameron , después tomo el camino que su esposo tanto observaba. Sus ojos verdes me apuñalaron muchas veces y simplemente lo beso, y el no la aparto— No lo necesitas. El amor podía quemarte el corazón, te lo dejaba n***o, seco y tan quebradizo… Nadie me salvaría, tenia que tomar mi vestido, sujetar mi miedo y arrojarme al vacío si era necesario.
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