Capítulo 12

2664 Words

El peso de mi estupidez y los recuerdos de cómo traté a Alanys, fueron suficientes para que mi resolución de comprarle algo para “endulzarla” siguiera en pie. Haría lo que fuera por estar bien con ella, pero las manecillas del reloj parecían burlarse de mí con cada movimiento. Parecía que los días pasaban sólo para convertirla en un bloque de hielo y debía hacer algo, antes de que fuera demasiado tarde. Además, su cercanía con el idiota ése del mensajero me tenía a punto de estallar de coraje y por si fuera poco, había otra mujer que me estaba insinuando cosas a las que no quería ceder. Ninguna de las opciones eran válidas para mí. Sin embargo, la falta de sexo me tenía como loco y hacía que la propuesta luciera tentadora, pero recordaba la expresión de Alanys al verme con mi ex asisten

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