Ni siquiera lo pensé, simplemente me levanté de un salto y luego de dejar caer a la morena que seguía encima, corrí rápidamente detrás de Alanys. Escuché un quejido y una exclamación, pero ni siquiera presté atención, sólo me fui detrás de esa pelirroja malhumorada, mientras trataba de arreglarme la ropa para no ponerme en más evidencia. —¡Aly! —grité a viva voz, llamando la atención a las personas a nuestro alrededor, pero ella ni siquiera se detuvo. Seguía corriendo como alma que lleva el diablo—. ¡Aly, espera! Ni siquiera sabía porque estaba corriendo detrás de ella, solamente me dejaba llevar por los impulsos que tenían esos momentos de aclararle la situación. Aunque, pensándolo bien… ¿Qué mierda iba a aclarar? Era obvio que pensaba follarme a esa pelinegra en plena oficina, justam