Lo que quedaba del día mi malestar estuvo un poco fuerte, aun así seguí con mis actividades normales, la verdad voy a ser clara y precisa con mis decisiones con respecto a Sergio y la patética idea de mi papá de casarnos, mire la hora y fui a la oficina del profesor, se supone que a esta hora ya no tiene clase así que es momento de visitarlo. Llegó y está metido en sus libros, carraspeo con mi garganta mientras que sus ojos se iluminan al verme. —Señorita Paez, siga y se sienta —. Señala con su mano. —Ah y por favor cierre la puerta. Entre obediente y me senté frente a él, cruzando las piernas. Él muestra una sonrisa llena de lujuria, y coloca una de sus manos en su barbilla. —Dejame decirte que en tus actividades extra curriculares tienes un 10 —, relame sus labios y siento como mi i