Luego de hablar de la apuesta, obvio no tengo un plan listo, sin embargo, me siento confiada al ver como me tiene en cuenta para todo y no deja de mirarme ni un segundo. No es la primera vez que hago una apuesta con mi amiga por hombres, es más casi siempre jugamos a enamorar o simplemente llevarnos a unos cuantos a la cama. Nos subimos en el autobús con la suerte que a mi me tocó en el mismo autobús de mi querido profesor
« Un punto Adriana - cero Juliana ».
Me acerco a su lado, sin decir nada él está concentrado mirando su teléfono.
— Señorita Páez, cuénteme ¿Se le ofrece algo? , no entiendo por qué se mueve de su puesto —, me mira con intensidad con sus ojos color azul.
— Sí, quería hablar con usted, no se si le gustaría hablar con la estudiante más aplicada que tiene —, subo una pierna encima de la otra.
— Claro, pero por favor lo hablamos cuando lleguemos, acá no me parece prudente, adicional que no creo que le gustaría que sus compañeros se enteren de todo lo que pienso de usted —, su voz se pone ronca, yo solo muerdo mi labio.
Llegamos a una empresa de manufactura, aprovechó que él se queda solo en el autobús y voy tras él.
Verificó que todos se habían bajado y me acercó, él está de espaldas y se ve realmente bien, sus años sí que le han caído bien. Me acercó sigilosamente y le tocó la espalda, él se sobre salta y coloca una mueca en su cara.
— Señorita Páez, quisiera entender el por qué usted está acá y no ha bajado con sus compañeros, no tiene corona Señorita Páez para que pueda hacer lo que quiera — cruza sus brazos y acomoda sus lentes. Por donde se mire este señor tiene lo suyo, es bastante joven para ser maestro de universidad, según lo que decía en su red social, tiene treinta y ocho años, su estatura debe ser un metro ochenta aproximadamente, tiene su cabello corto color castaño, al parecer hace ejercicio porque se enmarcan sus brazos y su espalda, sus ojos son color verde esmeralda, tiene una nariz perfilada y sus labios delgados.
— Profesor, ¿A usted quién le ha dicho qué tengo privilegios? , las cosas que tengo es porque me las merezco y lo que aún no me ha llegado lo consigo a como dé lugar. Solo quiero profesor que hagamos las paces, no me gusta tener una mala relación con mis superiores —, dejo caer intencionalmente mi teléfono y me agacho dejando a su vista mis pechos. Escucho como pasa saliva, para el arte de la seducción soy una especialista. Me levanto sutilmente haciendo un leve movimiento con mis caderas. — Mire solo deme una oportunidad le garantizo que se va a sorprender conmigo —, estiró el cuello de su camisa y mi piel sin dudarlo se eriza. Indudablemente este hombre me gusta, no es un gusto como para enamorarme, es un gusto más s****l.
— Creo que usted señorita se está equivocando, no me interesa ser amigo de mis alumnos, lo único que me interesa es que les quedé conocimiento y sean unos buenos profesionales de resto si usted me detesta o no, la verdad es irrelevante —, Me ubico de lado, cruzando un poco mis piernas, y colocando mis hombros un poco inclinados hacia adelante. dejando mejor la vista.
— Le puedo garantizar que el que está equivocado es usted. Voy a bajar si desea que vuelva a platicar con usted me informa, con gusto lo hago. Mi especialidad es tener buenas relaciones —, mojo mi labio inferior ante la atenta mirada de él.
En el autobús puse mis audífonos a todo volumen, mi cabeza me dolía, por alguna razón me sentía algo mal, quizá no he dormido lo suficiente. Cierro mis ojos intentando pasar la fuerte opresión que estoy sintiendo, mi amiga está en otro autobús por orden del profesor guapo, de pronto piensa que le vamos a sabotear la clase, caí en un sueño profundo, que no me di cuenta exactamente cuánto llevaba en curso el autobús. De un momento a otro abrí los ojos ya que sentí como alguien me movía, miré extrañada ya que estaba en sueño profundo, tarde un poco tratando de recordar dónde estaba, luego vi bien quien me despertó y vaya que suerte la mi era mi sexi y guapo profesor.
— Señorita Páez, llevo llamándola hace más de cinco minutos y no responde ¿se encuentra bien? — dice ubicándose en la silla que está a mi lado. Me incorporo un poco tratando de estar más cómoda miro hacía mi alrededor y logro ver que solo estamos los dos en el autobús, hago un gesto de dolor simulando que me está doliendo el pecho, ubicó su mano en medio de mis senos y repito « Acá me duele profesor », si siente, es un dolor profundo. Él tarda un poco en reaccionar pero al momento lo hace y se coloca muy serio, me sostiene la mirada con tanta intensidad que me estaba perdiendo en esos dos ojos.
— ¿Qué busca, señorita Páez? Estoy intentando descifrar su intensidad para obtener mi atención, pero no logró comprenderla. ¿ Quiere que la trate como una mujerzuela que se ofrece sin pena alguna a los hombres o quiere que la trate como una dama? , es usted una mujer hermosa e inteligente pero si no se sabe valorar déjeme decirle que no queda nada bueno allí, permiso —, se ubica tan cerca de mí que puedo percibir su aroma, su respiración caliente.
— Claro soy una dama, no obstante también puedo ser una mujerzuela, usted verá si quiere conocer mis dos facetas. Por mí estaría encantada enseñarle la segunda ¿ No le gustaría?
— No me interesa conocerla en un entorno que no sea el académico —. Se levanta de la silla y sale fuera del bus. Me levanto con mareo, es la segunda vez que me pasa en menos de una semana debo prestar atención a eso. Allí a fuera de la universidad me está esperando el chofer, le preguntó por Juli pero él me indica que se fue hace harto ya que tuvo cosas por hacer. Llegue a mi casa un poco cansada, antes de entrar escuche voces, nuevamente mi papá trajo su trabajo a la casa, ¡Qué le cuesta estar conmigo en la casa, en lugar de estar trabajando!, entró y pongo mi típica sonrisa, allí hay muchos de los trabajadores de mí papá, lo sé él es así cuando tiene mucho trabajo se vienen acá y hasta pasan de largo, puedo reconocer entre ellos a sergio quien me da una sonrisa, saludó con cortesía y subo las escaleras para irme a mi habitación, llamó a Juli pero tiene el teléfono apagado, quizá se le presentó algo. Me coloco un pijama y me acuesto, el sueño se está apoderando de mí. Me levanto a media noche sintiendo que alguien me observa, enciendo la luz, no veo nada, me asomo a la ventana, mi habitación está cerca a la calle, fue solo paranoia, bajo las escaleras necesito agua, algo para reconfortarme, bajo con los ojos casi cerrados ya que no quiero que se me quite tanto el sueño, pero hay algo que me llama la atención y es que mi papá sigue trabajando, se siguen escuchando las voces, debe lleva mucho allí, voy a girar en dirección de la cocina y me estrello con alguien, esa persona me agarra del cuello y me planta un beso, rápido lo empujo y enciendo las luces para ver a Sergio parado frente a mí.