Capítulo 2
Hermanas
True Jason.
Regreso a casa de mi trabajo, luego de una noche bastante ajetreada, ya es momento de descansar, voy en mi pequeña motocicleta estilo chapín, es mi medio de trasporte, ya que por el momento mi bolsillo, no rinde para pagar un auto.
De igual manera no me quejo, tengo un pequeño departamento que pude comprar para independizarme, tengo mis cosas que he podido comprar honradamente y eso es lo que más me hace sentir orgullosa.
Aunque a pesar de los reproches de mamá, si por ella fuera yo todavía estuviera viviendo en su casa, es muy gracioso como buscó las mil y una excusas para que yo me quedara en su casa.
Me pareció lindo, pero a la vez sentí que era momento de desplegar el nido, todos llegamos en esa etapa de nuestras vidas que queremos ser independientes, y aunque no estoy muy lejos de mamá, pienso que es mucho mejor así.
Llego a mí "pequeño lugar" como yo le digo, ahí siento que puedo ser yo y nadie podrá decirme que hacer o juzgarme.
Estaciono mi pequeña moto, bajo de ella avanzando hasta las escaleras para llegar a la puerta, introduzco la llave en la perilla y giro abriendo para por fin entrar.
Enciendo la luz que está detrás de la puerta y veo mis cosas ahí como siempre, la mesa del comedor y ese sofá en la sala, también mis pinturas... Sí, había olvidado mencionar que también me gusta pintar, es más un pasatiempo, pero es mi medio de terapia, lo utilizo para quitarme el estrés.
De verdad no hay nada como estar en casa, voy a la cocina, ya que mi estómago pide a gritos ser alimentado, me dirijo al refrigerador para mirar que puedo preparar y lo único que es más rápido que cualquier otra cosa son esos fideos instantáneos, es eso o seguir pasando habré, elijo la primera opción. Meto el recipiente de fideos en el microondas, y espero a que la magia pueda surgir.
Me dirijo a la sala para poner un poco de música en el reproductor, soy una persona de música realmente, es que siento que le da color a la vida, así como las pinturas que cuelgan en las paredes de este pequeño departamento.
Creo que no tengo un género específico favorito, me gusta el pop, rock, música clásica... Pero eso sí, jamás ni en mil años el reguetón, no le haría ese daño a mis oídos.
Me acerco al reproductor para oprimir el botón y la música empieza a sonar, afortunadamente es clásica, supongo que la última vez que escuche, se quedó en esa pista.
El microondas suena con su (bit, bit, bit) eso quiere decir que ya mi comida está lista, estoy a punto de ir a la cocina cuando escucho que alguien toca la puerta. Voy en dirección a la puerta para abrir y justo cuando lo hago aparece el rostro de mi loca hermana Sue... Sí, ya sé, ¿True, y Sue? Tenemos una madre poco creativa con los nombres. Sue es menor que yo por solo dos años, es la más loca de la familia para ser honesta, ella es psicóloga.
Algo muy irónico, ya que está jodida de la cabeza, bueno como yo digo, puedes ser lo que quieras ser incluso una loca como mi hermana.
—¡Jelou, llegué yo baby!—. Dice con una sonrisa al mismo tiempo que hace una pose como si fuera a posar para una revista. Yo muevo mi cabeza de forma negativa girando mis ojos.
—Oh, no alguien llamo a la loca—. Ella arruga el entrecejo.
—Oye, más respeto... Soy doctora sue, no estoy loca—. Hago una expresión llena de sarcasmo respondiendo con el mismo.
—¡Oh, sí, claro tienes toda la razón!—. Digo dándole una palmaditas en su brazo, ella se encoge de hombros y cierra sus ojos para olfatear como perrito.
—¿ A qué huele?— Expresa aspirando por su nariz
—Es mi cena—. Ella avanza hasta la cocina para dirigirse al microondas, saca mi comida descaradamente y sin mi permiso abre mis fideos y se los empieza a tragar.
—Tengo mucha hambre—. Expresa con la boca llena de comida, yo hago un gesto de desagrado y le doy una servilleta.
—Ash, por favor Sue, al menos limpia tu boca, ten...—. Ella la toma y arruga la cara al escuchar mi música clásica.
—¿Qué es eso que estoy escuchando? Por favor True, con razón no tienes un hombre en tu vida, con esa música que escuchas solamente vas a atraer moscas—. La miro con mis ojos cerrados a medias astas.
—¿Y qué voy a escuchar? ¿Reguetón? No, gracias estoy bien así, no quiero uno de esos tipos con pantalones a medio trasero como si estuvieran cagados en los mismos—. Ella suelta una carcajada escupiendo su comida.
—Eres una asquerosa—. Le reprocho buscando una toalla para limpiar mi mesada, que ella ensució con los fideos que escupió.
—Y tú eres una anticuada, te hace falta salir más... Debes conocer personas True, no todo el tiempo es trabajo, casa, libros, pinturas y música clásica—. Dice mientras camina a mi refrigerador para sacar una botella de agua, la abre dando un trago para proseguir — Allá afuera hay un mundo, digo ¿Al menos has salido con alguien? Yo no te he conocido un novio desde los 18 y ya tienes 26—. Termina mirándome con una ceja levantada.
— Sue, no todo en la vida son novios, yo no soy como tú y si soy aburrida y me debo quedar sola, entonces lo haré, no tengo problemas con eso—. Ella amplía sus ojos y se lleva una mano al pecho de forma dramática como si yo hubiera clavado un puñal en el mismo.
—¡Jamás digas eso! Mi hermana no se quedará solterona, y menos siendo tan hermosa. Tú podrías tener a quien quisieras, incluso un millonario guapo, nada más mírate—. Hace un gesto con ambas manos señalando mi cuerpo.
—Hermana, sabes que la última vez que tuve una relación fue hace mucho y nada salió bien, ¿Recuerdas? No quiero atravesar por lo mismo de nuevo—. Pone sus ojos en blanco.
—Ese tipo era un idiota, no te merecía, por eso le di una buena patada en las pelotas—. Yo suelto una risita al recordar ese momento, ese idiota que yo llamaba novio me rompió el corazón. Estábamos en una fiesta y el muy descarado se estaba besando con otra chica, yo lo confronté y lo ubico que me dijo era que no había problemas.
Yo no sabía que hacer me sentía tan usada, más por la razón de que me había enterado a él, fue el primer hombre que me tocó y me pagó de la peor manera.
Fue cuando llegó sue al rescate y empezó a gritarle, ella se enojó tanto que sin pensar le clavo una buena patada en los testículos. El tipo cayó al suelo y vómito, fue asqueroso y bueno, vergonzoso también para él, ya que una chica de 16 lo había jodido.
Luego de eso no quise saber más de él, y tampoco de ningún hombre, no puedo negar que he tenido citas, pero todas han sido un desastre.
Supongo que no tengo suerte en el amor, es que tengo muy altas expectativas y creo que es por leer tantos libros. Pero por favor, una tiene derecho a querer un hombre que la respete, valore y sobre todo que sea un romántico. De esos que te dan flores y te dedican canciones, de esos que llevan serenatas y están dispuestos a recibir una bala por ti... Bueno, bueno, no tan exagerado, pero que al menos cada mañana te envié un mensaje de buenos días que desee formar una familia contigo que se preocupe si estás bien o si ya comiste.
"Suspiro"
Sí, si realmente voy a quedarme solterona, considero que voy a adoptar un gato que será el primero de muchos.
—True, hermana, sé que un corazón roto duele y luego te da miedo volver a intentarlo, pero en eso consta el amor, intentarlo hasta que encuentres el indicado y sé que allá afuera está el hombre de tus sueños—. Ella expresa con una sonrisa cálida y comprensiva. Yo apoyo mi codo en la mesada y mi cabeza en mi mano para juguetear con mi cabello.
—¿Tú crees?—. Asiente varias veces.
—¡Por supuesto! Y bueno, si no pasa entonces debes igual disfrutar tu vida y juventud, no te quedes encerada en casa...—. Hace una mueca de lado y me mira con ojos tristes —No hagas lo mismo que mamá, ella se aferró a la idea de que no volvería a amar, y mírala se nota triste y muy solitaria, a pesar de que nos tienes yo estoy segura de que necesita un hombre en su vida, por lo menos para que la acompañe cuando nosotras no estamos, ¿Por qué crees que busco tantas excusas para que no te fueras de casa?—. Yo amplío mis ojos y ella asiente. —Exacto, mamá se siente sola y aunque no quiera aceptarlo, extraña la compañía de un hombre en su vida—. Me quedo pensativa y supongo que Sue tiene razón, quizás si necesito un hombre... O no sé, por lo menos, salir de casa para socializar.
—Voy a considerar la idea de salir—. Ella hace un baile de celebración, pero yo la interrumpo de inmediato
—No será muy pronto, dije que lo voy a considerar— Pone cara de pocos amigos, pero de igual manera sigue su baile.
—No importa, igual es un avance.
—Oye, y por qué viniste a esta hora a mi casa, ¿dónde estabas?— Pregunto llena de curiosidad, si es algo tarde para que mi hermana esté en la calle, pero sé que hace lo que le da la gana.
—Bueno, para ser honesta, estaba en una fiesta muy cerca de aquí, conocí a un chico, me pareció lindo, pero es muy intenso, así que me escapé—. Giro mis ojos resoplando.
—No tienes remedio, Sue—. Ella se ríe de manera traviesa.