Al día siguiente: 20 de junio Anoche, después de haber llevado a cabo el plan, los hombres de Souza me llevaron a la empresa, donde allí me cambié de ropa y luego me subí a mi auto para regresar al infierno que es la casa donde vivo. Afortunadamente, Leonardo ya estaba dormido cuando llegue, y ni siquiera me escucho ya que por lo que vi se tomó de esas pastillas que usualmente él toma para ayudarle a conciliar el sueño. Si no hubiese sido así, posiblemente me hubieses cuestionado de manera muy intensa porque llegué a la hora que lo hice. Me estoy terminando de cambiar, cuando lo veo a él saliendo del baño a través del reflejo del espejo, y mi paz se termina de inmediato —Te queda muy, pero muy bien ese vestido— Comenta acercándose a mí, y con el solo hecho de pensar que estoy casada con