En horas de la tarde, Catalina llegó en una silla de ruedas, por los meses que estuvo en cama debéis de permanecer algunos días ahí, Justo en ese momento bajaba las escaleras, no pude enviar sentirme desdichada en ese momento. —Hola Isabella, jamás pensaste verme viva y en esta casa enorme— Con una sonrisa Catalina dijo esas palabras. —Eres muy perversa, se que estás disfrutando estar aquí, y te felicito, lograste lo que tanto querías, Diego ahora me odia con todo su corazón— Le respondí mientras me acercaba a ella. Antes de que Catalina respondiera, Diego salió del despacho y fue hasta ella, le plantó tremendo beso en la boca delante de mi. —Que buen recibimiento cariño— Catalina se sentía triunfadora. —Eres la mujer que tanto he esperado, así que es la forma en la que te voy a recib