Después de estar acostada en la que sería mi nueva cama, sentí que Diego se acostaba a mi lado, en ese momento sentí nervios, mariposas en el estómago, mis ojos se abrieron más de lo normal, no quería que me dijera las mismas palabras indecentes de hace unas horas. Después de tanto pensar en algunas opciones de lo que podría pasar, me quedé dormida. Al día siguiente desperté temprano como siempre, al despertar ya Diego no estaba, me levanté de la cama, debía ir a mi trabajo, aunque dormía con el dueño de la empresa; eso no me exime de mis obligaciones laborales. Bajé al área del comedor, quería tomar un poco de café antes de irme a laborar, sin embargo al hacerlo vi que estaban Francisca, Dania y Diego desayunando. —Buenos dias Cielito, espero que no te hayas molestado por no despertar