Prologo.

1416 Words
Edneris Morrison ha vivido desde su nacimiento en Portland, Oregón, su madre estaba embarazada de ella cuando decidieron mudarse a la ciudad desde Idaho en búsqueda de resurgir nuevamente después de que su padre quedara desempleado por la bancarrota de la empresa de bienes raíces para la que trabajaba; la pareja ya tenía una hija, Evelyn había sido la primogénita y era la hermanita mayor para cuando Edneris nació, con dos bocas que alimentar, Alberto, el padre, decidió usar los pocos ahorros que les quedaban en el banco para comenzar una nueva empresa de bienes raíces e increíblemente le fue muy bien. Tres años después del nacimiento de Edneris la empresa de su padre iba viento en popa y la familia recibió la noticia de que Fabiola, la madre, estaba embarazada una tercera vez, la noticia se celebró a lo grande con la revelación de que sería una nueva niña a la que decidieron llamar Cloe. La familia Morrison era como cualquier otra familia, tres hermanas con un carácter completamente opuesto entre ellas que muchas veces generaba los roces normales que puede haber entre hermanos. Evelyn por ser la mayor siempre quería mandar en los juegos, ser ella la primera en subir a los columpios, tener las mejores cosas y darles celos a sus hermanas, se esforzaba por sobresalir entre ellas tres; Edneris por otro lado no tenía que esforzarse y tampoco se dejaba dar órdenes por su hermana mayor, cuando se ponía pesada prefería dejarla hablando sola en lugar de entrar a una discusión con ella; Cloe por otro lado se veía en medio de ambas y casi siempre escogía hacerle caso a Evelyn solo para que su hermana no la amenazara con dejarle de hablar, tenía un carácter bastante blando y siempre trataba de complacer a todos. Edneris no tenia que esforzarse mucho para recibir atenciones y es que sus grandes ojos almendrados destacaban por las largas pestañas azabache igual que su cabello tan largo hasta por debajo de las caderas haciendo que los iris de color ámbar resaltaran, el color de sus iris fue por herencia de su abuela paterna, sus dos hermanas tenían el color marrón oscuro de su madre, era por lo único que las personas le daban un piropo y después de hacerlo la criticaban porque era una pequeña gordita, jalaban sus mejillas diciéndole que era encantadora solo porque parecía un cerdito con los cachetes rosaditos. Desde su niñez hasta la adolescencia las personas no dejaron de criticarla por su sobre peso, los chiquillos de su edad se encargaron de molestarla y ponerle todo tipo de apodos, hasta Evelyn la molestaba en casa; aburrida de siempre escuchar las mismas criticas toco fondo y tomo un verano cuando tenía quince años para darle un cambio a su vida, las clases ya habían terminado, tomo todos sus ahorros y se inscribió en el gimnasio, vio a una nutrióloga acompañada de su madre que iba muy dudosa de que pudiera conseguir algo realmente, pero con sacrificios se puso en forma. Al volver al instituto ni su propios profesores la reconocían, no buscaba la atención de nadie y pensando que si bajaba de peso se volvería invisible para sus compañeros fue que hizo todo eso, pero el resultado no fue el que esperaba, los chiquillos que la molestaban ahora se le acercaban para invitarla a comer helado y a salir a fiestas, las chicas que pasaron haciéndole burla durante años ahora si querían que ella las acompañara durante el almuerzo; Edneris disfruto mucho mandando al diablo a todos ellos y se quedó con su grupito de tres amigas a las que todos consideraban "las nerd"  para ella eran sus mejores amigas, con dieciséis años lo único que le importaba a Edneris era pasar los exámenes de la universidad, porque la habían adelantado un año en el colegio, quería entrar a estudiar enfermería, aunque sus padres querían que siguiera los pasos de Evelyn quien cursaba la carrera de finanzas porque así iba a ser más útil en el trabajo de su padre. Terca como una mula y con conciencia propia, Edneris se inscribió en la universidad de Portland para estudiar la carrera de enfermería tal como lo deseaba, el primer año su madre y su padre hicieron hasta lo imposible para que desertara de su idea e hiciera lo que ellos querían, desde amenazarla para reducirle la mensualidad hasta quitársela por completo porque ellos querían que su segunda hija fuera una graduada en finanzas, las constantes discusiones llevaron a que Edneris se fuera de casa antes de cumplir los diecinueve años y esa navidad por primera vez la familia estuvo incompleta. Con la necesidad de tener dinero para no estorbar en el apartamento de una de sus amigas Edneris consiguió un trabajo en un club nocturno como bailarina de belly dance, la idea de bailar para hombres nunca estuvo en sus planes, pero el sueldo era bastante bueno y la mujer que la contrato le dio la idea de que usara un antifaz o un velo que pudiera cubrir en parte su identidad. Las primeras dos semanas fueron una tortura para Edneris, aunque era uno de los clubes más lujosos de la ciudad desencajaba con los valores religiosos que su padre siempre les inculco desde que era una niña, pero esos valores tan correctos que su padre predicaba no los aplicaba para él; casi se infarta la noche en que lo vio entrar con dos de sus amigos más cercanos, claro que esa noche no salió a bailar y prefirió que su jefa le descontara el salario, pero después de ese evento decidió mandar al diablo los valores religiosos y las siguientes semanas aplico todos los pasos que se sabía, para algo tenían que servir las clases de baile que tomo. En dos meses, tomando clases extra de baile antes de irse a la universidad y por las noches bailando en un club nocturno de siete a doce logro convertirse en la sensación del lugar, la bailarina más cotizada, con mejor sueldo y con las propinas más altas; la dueña del club estaba fascinada con el aumento de clientes tan abrupto que tuvo desde que le dio trabajo a Edneris y solo por eso le cumplía todos los caprichos e incluso le puso seguridad para que nadie fuera a pasarse de la línea con ella porque no era una prostituta, era una bailarina. Cuando Edneris estaba comenzando su segundo año de universidad por ser la mejor alumna tuvo la oportunidad de acompañar a su profesor a dar una charla de lo que representaba ser un enfermero a los estudiantes de primer año y ahí fue donde conoció a Isaac Thompson, un apuesto joven de dieciocho años, cabellera castaño ondulada e iris marrones, tenía una sonrisa coqueta y que no le quito los ojos en todo lo que duro la charla, después de eso Isaac se tomó el tiempo para buscarla, hablar con ella y pedirle que fuera su novia después de unas cuantas citas a cafeterías cerca de la universidad. No era la primera vez que tenía un novio, pero sin duda Isaac era el chico más romántico con el que había salido, cartas y chocolates, rosas y peluches, las cosas parecían color de rosa, sin embargo, Edneris guardo en secreto su trabajo por miedo a perderlo y porque las opiniones de Isaac eran bastante cerradas cuando le pregunto ligeramente sobre eso. Isaac era hijo único, criado solamente por sus abuelos y su padre, Owen Thompson solo tenía trece años cuando cometió el error de estar con una chica sin protección, ella no estaba dispuesta a cuidar a un bebé, pero tampoco quiso abortarlo cuando Owen se lo pidió y la chica no tuvo mejor idea que tener al bebé para irlo a tirar a la puerta de la casa de la familia Thompson a los tres días de haber llegado al mundo, después de eso la chica desapareció por completo. Owen era un hombre encantador y quizás mucho más que su hijo, con un físico bastante cuidado y envidiable para cualquiera de su edad, de iris verdes y cabello castaño del que sobresalía un lunar de canas en su frente, elocuente al hablar y apoyaba la relación de su hijo con Edneris al cien por ciento, tanto así que les dio uno de sus apartamento cuando Isaac le confeso que quería vivir con ella a los seis meses de haber comenzado la relación, algo apresurado a sus ojos, pero solo les concedió el espacio.
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