- Te advertí, te lo advertí en múltiples ocasiones Jaques. Te dije que mataras a ese puto cabron cuando era un niño y mira ahora en que maldito problema estamos metidos. Dijo Claude mientras se servía un vaso con cognac. Jaques miró a su padre y de repente comenzó a llorar. Claude lo miró con fastidio. - ¿Estás enamorado de Atlas verdad?. Le preguntó. - Pensé… Yo pensé que con el tiempo él terminaría enamorándose de mi. Yo… creí que, creí… Trató de explicarse Jaques pero no pudo terminar. Claude se sentó en la silla contigua y lo miró con sorna. - ¿Creíste que al chico le daría el síndrome de Estocolmo?. No seas absurdo Jaques, Atlas te odia. Le das asco, le causas repulsión. He visto como te mira, jamás había visto tanta rabia en una mirada; Atlas jamás ha dejado de luchar por
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