En segundos ya estaba Pablo de regreso con una compresa de hielo. — Paulina, ten esto —dice mientras me da la compresa de hielo—. Agarró la compresa y en cuestión de segundos estoy suspendida en el aire. Porque sí, Pablo me está cargando. — Pero que demo... —me callo al ver la seriedad del asunto para él—. — Te llevaré a mi habitación. Ya que, es la más cercana —dice dando media vuelta— además, está en la planta de abajo por lo que con tu estado es la mejor opción, porque por prevención, no podrás subir escaleras. Bastó con decir eso para quedar en shock ¿mi estado? Vaya dramático que es. Pero no puedo decir algo al respecto. Así que, en menos de nada llegamos a su cuarto y me coloca en la cama como si fuera una muñeca de porcelana. Luego, dio media vuelta para buscar algo en su