Me despierto por la luz solar que da justo en mi cara, de mala gana comienzo a abrir mis ojos e intenté levantarme de la cama, pero un fuerte dolor de cabeza azota en mi cabeza. — ¡Maldición! —digo agarrándome fuertemente la cabeza que esta a nada de explotarme. — Uhmmm que bueno que despiertas —dice una voz masculina en algún punto de la habitación — A juzgar por la cara que tienes y cuan adolorida fue tu expresión, pensé que tu primera palabra al despertar sería "Gracias Dios, por este bello día" o cualquier otra palabra de agradecimiento a Dios, pero un maldición es lo opuesto a ser "una niña agradecida". — Silencio, por favor —digo sin abrir mis ojos— quién sea que esté hablando ¿Podrías hablar más bajo? Tengo un dolor de cabeza de muerte. — Oh, que decepción —dice con fingid