Ezra, da unos pasos hacia mí, niego con la cabeza. Deteniéndolo, no me entregaré a él, tan fácilmente, no rogaré para que me tome…tomaré sus mismas cartas. ─Tú me dejaste claras, tus reglas ─menciono, llamando su atención, provocando que arrugue su entrecejo y me mire con una intensidad avasallante, capaz de desequilibrar mis sentidos. ─Sin placer, sin felicidad y sin amor ─repite, remojando sus labios. Mi corazón palpita con fuerza, al estar desnuda a sus ojos. ─Pero…son tus reglas, no las mías. Yo quiero placer ─anuncio, sus ojos se encienden por mis palabras, dejando salir un suspiro. Noto, cómo aprieta las manos, tensándose─. Eres un hombre de negocios; negociemos. Aunque no lo creas, soy buena en eso, nací en una dinastía, manejada con dureza, sé más de lo que debería ─agrego, t